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jueves, 22 de septiembre de 2011
Informativo Latinoamericano Púlsar 21/09/2011
Cristina Fernández pidió eliminar derecho a veto en Consejo de Seguridad. Dilma Rousseff afirma que llegó el momento de incluir a Palestina en la ONU. Cerco policial frenó avance de la marcha indígena en Bolivia. Nueva marcha del movimiento educacional chileno para este jueves.

miércoles, 30 de marzo de 2011
La ONU en su peor crisis de identidad desde la guerra de Corea
Juan Francisco Coloane (especial para ARGENPRESS.info)
Es probable que se convierta en la peor resolución en la historia de la ONU, desde aquella que autoriza una guerra contra China y Corea del Norte en 1950. Esto por las implicancias del precedente que se establece, independiente de la diferencia en la coyuntura histórica mundial.
El Secretario General de la ONU de la época, Trygve Lie, el 27 de junio de 1950, “Urge a los miembros de la ONU formar una alianza militar para recuperar Seúl en poder de las fuerzas invasoras del ejército de Corea del Norte”. Esta había hecho la incursión como medida preventiva de un ataque inminente de la otra Corea. El objetivo último occidental era naturalmente China. En febrero del mismo año, China y la URSS firmaban un pacto de asistencia mutua en contra de cualquier agresión de Estados Unidos y Japón convertido en aliado.
La implicancia final de aquella desastrosa resolución, fue la creación de dos estados militares y la pérdida de influencia de la Alianza Transatlántica en casi toda Asia, excepto Japón.
El panorama hoy en el mundo árabe e islámico del medio oriente y el norte de África es en apariencia muy diferente, sin la URSS y con otra China. La zona y los tiempos son marcadamente diferentes. Sin embargo un actor de aquella conflagración autorizada por la ONU es el mismo: la Alianza Transatlántica que fracasó en la guerra de Corea (1950-1952). Ahora se encuentra en una jugada riesgosa, estimulando revueltas para derrocar gobiernos, y aspirando a conquistar para su zona de influencia al medio oriente y el norte de África, y por qué no, también a los países del Asia Central, ubicados en los bordes de Rusia y China.
La resolución abrió la compuerta para apoyar a fuerzas rebeldes para el derrocamiento de un gobierno, sentando un precedente insólito que podría revertir en futuras demandas y más aún, podría alimentar futuras desestabilizaciones en cualquier estado.
Claramente nos encontramos frente al producto de la demagogia de una generación de líderes dominantes bañados por el neoconservadurismo predominante, en caracteres como Sarkozy, Cameron, y hasta cierto punto Merkel, Medvedev y Hu Jintao. Ese rasgo neoconservador consiste en no debatir y actuar. Se hizo patente en la invasión a Irak y que ha generado discrepancia al interior de la Alianza.
Se refleja en el discurso de Barack Obama de ayer sobre Libia. Mientras más explicaba el por qué de la intervención internacional y del tipo de acción de las fuerzas de Estados Unidos, más se le complicaba la narración. Como que reconociera la doble cara de la intervención. Por una parte los altos costos de una dudosa acción humanitaria mezclada con inmensa belicosidad. Por otra, la gran duda del impacto de una guerra desigual entre una gran fuerza multinacional y un caudillo acorralado. Esta vez no son las montañas remotas y recónditas de Afganistán, ni las planicies sinuosas y desérticas de Irak. Es Libia frente al mediterráneo a pocas horas del corazón del mundo occidental.
Este discurso sobre Libia estaba dirigido más a la audiencia interna de Estados Unidos y de los aliados que bombardean a un pequeño ejército, que al mundo árabe. Las explicaciones de Obama contrastan con el arrojo hasta irresponsable de Cameron y Sarkozy, demostrando que no ha habido debate oportuno y serio y que las decisiones clave estaban tomadas, así sucedió con Irak 2003.
China y Rusia, dos países con poder de veto en el Consejo al abstenerse aprueban el plan de derrocar el gobierno en Libia y los actuales reclamos tanto de ellos como de India y Brasil son tibios y llegan tarde. El debate debió ocurrir hasta agotar las posibilidades de negociación y evitar la situación actual de una zona de exclusión aérea como pantalla para hacer entrar fuerzas de infantería en apoyo a los rebeldes y así dar el golpe definitivo al gobierno.
El pecado original es de la ONU. Con todo, al final del análisis, la comunidad internacional en su sentido amplio ha permanecido inerte frente a una situación muy grave porque la ONU con la OTAN han inaugurado en Libia la doctrina del derrocamiento de gobiernos en la carta de Naciones Unidas.
Es más grave que lo de Irak 2003. Todo lo que suceda a partir de esta resolución, y que están significando una multiplicación de las víctimas en la población civil es responsabilidad de la ONU. Sucedió en la guerra de Corea, donde también hubo serias discrepancias en la alianza occidental y al final perdió la mayor parte del Asia como zona de influencia.
La Alianza Occidental con su proyecto de democratizar a la occidental esta región que posee una cultura significativamente diferente, tiene la guerra por la supremacía global ganada y domina políticamente la zona. Lo que sí no puede controlar es la identidad cultural diferente de esos pueblos. Es aquí donde la ambición occidental se lanza a un precipicio porque los principios de identidad cultural en cada una de las localidades que se pretende influir son irrenunciables.
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martes, 29 de marzo de 2011
La paz de los bombardeos
El atentado de la ONU y de los imperialismos que integran la OTAN contra la paz, la Carta de la ONU y la soberanía de Libia es una guerra contrarrevolucioria y debe ser condenada con toda energía. Por Guillermo Almeyra
Adhesiones a:
eduardo.lucita@gmail.com
A Barack Obama le dieron el Premio Nobel de la Paz mientras conducía dos guerras y media (Irak, Afganistán, Cuba). Acaba de “ganárselo” de nuevo ordenando bombardear Libia sin permiso del Congreso y desde suelo brasileño, aunque Brasil se opone a esta aventura.
El pretexto -una “intervención humanitaria” para salvar vidas humanas- es de un cinismo atroz. Los bombardeos no salvan vidas sino que las siegan y por sí mismos ni imponen la paz ni hacen caer a ningún gobierno, porque para eso se necesita que el gobierno-blanco sea superado en tierra por una fuerza militar opositora.
O sea, que la operación “humanitaria” esconde en realidad la decisión de echar del poder a Kadafi con las tropas imperialistas, que vendrían detrás de los bombardeos... eso, si los diversos imperialismos se ponen de acuerdo.
El otro pretexto -la dictadura de Kadafi- es igualmente cínico. A Estados Unidos las dictaduras de Arabia Saudita, Yemen, Qatar, Bahrein, los Emiratos árabes le van muy bien, como les iban muy bien Mubarak y Ben Ali o Álvaro Uribe en Colombia.
Kadafi incluso era una pieza esencial de su dispositivo en el Mediterráneo y del reforzamiento de Israel, que bombardea diariamente a los palestinos.
El problema comenzó cuando la rebelión democrática árabe, que pone en cuestión la dominación imperialista en la zona, los acuerdos de Camp Davis y la estabilidad del mercado petrolero, abarcó también a Libia, donde Kadafi había quedado solo después de la caída de sus amigos Mubarak y Ben Ali.
Allí se presentó ante el imperialismo una disyuntiva: o bien el imprevisible Kadafi, hasta entonces su aliado fiel , se imponía mediante un baño de sangre y, para reconstruir su poder, a lo mejor desempolvaba su nacionalismo de hace un cuarto de siglo (y las dos cosas le eran políticamente insoportables) o, por el contrario, vencía una coalición heterogénea que incluye, junto a monárquicos xenófobos a nacionalistas antiimperialistas y que se apoya sobre un deseo ardiente de democracia y de libertad que choca con los agentes del imperialismo y ex ministros de Kadafi vendidos que también forman parte de esa coalición pero no la controlan.
La intervención militar organizada mal y a toda prisa por los diversos imperialismos que tienen intereses divergentes en Africa por consiguiente no estuvo tanto motivada por el deseo de apoderarse del petróleo libio.
Antes que nada porque ese petróleo ya lo tenían desde hace casi 40 años Total, Eni, la Shell y British Petroleum o Repsol porque Kadafi les había dado concesiones y mantenido sólo una empresa estatal (que era la caja chica de su familia) y, segundo, porque la intervención militar sólo se empezó a discutir ante la insurrección democrática y nacional de todo el mundo árabe y es, en realidad, un intento de pesar militarmente haciendo presión en el eslabón más débil de esa rebelión generalizada: o sea, sobre una sublevación que tiene una dirección inestable y heterogénea y está colocada en una relación de fuerzas militar desfavorable, lo cual le permitiría al imperialismo intervenir con menor costo político local.
El atentado de la ONU y de los imperialismos que integran la OTAN contra la paz, la Carta de la ONU y la soberanía de Libia es una guerra contrarrevolucioria y debe ser condenada con toda energía.
Francia ahora trata de destruir los aviones que Sarkozy le vendió el año pasado a Kadafi y Estados Unidos las armas que le dio porque Kadafi sostenía a Mubarak, que a su vez sostenía a Israel. La guerra no era ni la única ni la mejor opción. Había, por supuesto, otros modos de impedir que Kadafi matase en masa a los rebeldes libios.
Por empezar, impedirle vender petróleo (con el cual se hace más rico y se rearma) pero esa medida no la tomarán los imperialistas porque temen que aumente el precio del barril en plena crisis económica mundial agravada por el tsunami en Japón y por esa misma razón China y Rusia se abstuvieron en la ONU dando vía libre a los bombardeos que prefieren a las medidas políticas...
Ahora los rebeldes se oponen a una intervención de tropas extranjeras en Libia, pero los imperialistas sólo pueden lograr su objetivo mandándolas a combatir en el terreno porque los bombardeos son ineficaces.
El problema consiste en que los estadounidenses no pueden, políticamente, ocupar otro país más y sus aliados están divididos en cuanto quién se haría cargo de la operación y quién la dirigiría.
Eso da tiempo para actuar. Con los libios -todos ellos- el mundo debe rechazar esa intervención exigiendo una mediación de la Unión Africana y el ALBA, con tropas africanas neutrales de interposición entre ambas fuerzas para garantizar un cese el fuego que permita preparar la convocatoria de una Asamblea Constituyente donde el pueblo libio decida democráticamente cuál será su gobierno.
La condición previa, sin embargo, de esta pacificación debe ser el cese de los bombardeos criminales de Estados Unidos y sus cómplices, como Sarkozy que, para quitarle algunos votos a la extremaderecha en las elecciones francesas, mata árabes, o Berlusconi que bombardea “con pesar” a su socio en negocios, amigo y compañero de orgías para distraer de los procesos que le pueden costar el gobierno y llevarlo a la cárcel.
Si fuese posible, sería necesaria una Brigada Internacional de Paz formada por jóvenes árabes y latinoamericanos y europeos presente en el terreno como fuerza pacificadora para garantizar el cese el fuego.
¡Fuera el imperialismo de Libia!
¡El destino de Libia debe ser decidido por los libios y por el pueblo árabe!
¡Fuera los dictadores de Yemen, Bahrein, Qatar, Arabia Saudita, Libia!
¡Fuera la OTAN del Mediterráneo!
Guillermo Almeyra
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Reproducimos Solicitada:
Apoyar las luchas de las masas árabes Rechazar la intervención del imperialismo
Las rebeliones que se iniciaran en Argelia, que derribaran a los autócratas y déspotas que durante décadas oprimieron a los pueblos de Túnez y Egipto, que tienen réplicas en otros países del África y el Medio Oriente, siguen avanzando. Ahora se han instalado en Libia.
Los imperialismos norteamericano y europeo ven caer a sus personeros y ven como se debilita su presencia en la región.
Sin embargo Libia no es totalmente asimilable al resto de los países del norte africano, como tampoco lo es la dirección de la insurrección en curso. Esto provoca controversias al momento de definir una posición política.
Efectivamente existe un intento del imperialismo de expropiar la rebelión popular, pero esto no puede implicar mecánicamente el apoyo a Kedafi.
El imperialismo lo quiere sustituir por sus propios agentes y utilizar el repudio que existe contra el sanguinario dictador para crear un gobierno afin a los intereses de las grandes compañías petroleras.
Con este objetivo Estados Unidos puso en marcha un cerco diplomático (desde la ONU) y una amenaza de intervención militar (desde la OTAN), que no instrumentó en Túnez o Egipto y que ni se le ocurre aplicar a sus aliados, reyezuelos o títeres de Yemen, Barhein, Marruecos, Jordania, Oman o Arabia Saudita. Si no lo logra contemplará otras variantes como la secesión del país.
A pesar de estas amenazas no debemos olvidar quién es Kedafi. En sus orígenes no fue una marioneta dirigida a control remoto por el imperialismo y sí fue un aliado de los movimientos antiimperialistas en el mundo, también un declarado anticomunista.
Con la nacionalización de la renta petrolera desarrolló la economía y mejoró sustancialmente las condiciones de vida de su población en base a grandes subsidios y a la importación de alimentos.
Con el fin de la “Guerra fría” y el agotamiento de la política de enfrentamiento entre dos grandes bloques Kedafi dejó de ser importante en la región. Salvo porque Italia, Francia y España son los principales compradores de su petróleo que, privatizado, se disputan varias compañías imperialistas (Total, Shell, Eni, entre otras), o por las enormes inversiones que tiene en la Fiat de Italia, en constructoras de España, en la industria de armamentos en Inglaterra o en la banca europea.
Desde entonces su política en la región se tornó cada día más reaccionaria respaldando a dictadores como Ben Ali y Mubarak y se reconvirtió en una pieza más de la política de Israel y de Estados Unidos.
En paralelo y sobre todo desde 2003 inició un proceso de concesiones económicas (apertura y ajuste estructural de la economía, eliminación de subsidios, facilidades a las inversiones extranjeras y al capital financiero), que impactaron en las condiciones en que hoy viven y reproducen su existencia los trabajadores y sectores populares libios.
Esto duró lo que duraron sus bases de apoyo internacionales: Por un lado el debilitamiento de la hegemonía estadounidense y del Estado italiano, la recesión económica internacional, el aumento del precio de los alimentos. Por el otro las insurgencias democráticas en sus fronteras occidental y oriental rompieron los frágiles equilibrios kedafistas.
Esta fue la base del estallido. Que partió del eslabón más débil, la Cirenaica, y de las tribus nómades y se propagó a los trabajadores y las clases medias urbanas empobrecidas. En esa rebelión se mezclan agentes de EEUU, monárquicos, sectas fundamentalistas, nacionalistas nasseristas, burgueses que quieren su parte del botín del Estado, obreros del petróleo y la industria química, estudiantes universitarios que no tienen trabajo ni perspectiva, mujeres educadas por la alfabetización que Kedafi promovió, oficiales y soldados hartos del despotismo y la corrupción. El proceso es muy confuso y es evidente que hay sectores manipulados por los EEUU.
Kedafi llama a la unidad nacional contra los enemigos de afuera mientras promete una matanza a los enemigos de adentro. Pero también la intervención militar que preparan Estados Unidos y los gobiernos europeos ante la posibilidad de una guerra civil provocará más muertos y hambre desatando un proceso que puede encender la adormecida mecha del nacionalismo antiimperialista árabe.
Frente a esta perspectiva quienes no vemos el curso de la historia solamente como un enfrentamiento entre sectores “nacionales” y “proimperialistas”, sino desde una posición de independencia de clase y defensa de los intereses de explotados y oprimidos ante todos sus opresores y explotadores, nacionales o extranjeros, llamamos discutir lo que está sucediendo en Libia y en toda la región azotada y expoliada por regímenes despóticos y autoritarios.
Nos oponemos al saqueo del petróleo que se prepara. Alertamos contra las maniobras en curso para sustituir a un tirano por otro servidor de las grandes potencias. Convocamos a la auto-defensa de los trabajadores, a la reorganización de la economía sobre nuevas bases y a la resistencia contra todos los actos del imperialismo a las puertas de las revoluciones tunecina y egipcia.
Quiénes firmamos esta declaración defendemos la autodeterminación de los pueblos y estamos a su lado frente a todo tipo de intervención imperialista. Repudiamos la reciente declaración de las NU y llamamos a la más amplia solidaridad antiimperialista y antidictatorial con el pueblo libio y el conjunto de las masas árabes.
La Asamblea de los movimientos sociales reunida en el Foro Social Mundial en Dakar resolvió “...una jornada mundial de movilización en solidaridad con la revolución en el mundo árabe” para el próximo 20 de marzo (fecha elegida por ser el aniversario de la invasión a Irak en 2003). Unamos nuestros esfuerzos a esta jornada mundial
Buenos Aires, febrero 27 de 2011
Primeras firmas: Guillermo Almeyra, Claudio Katz, Agustín Santella, Mabel Bellucci, Cristina Martín, Guillermo Gigliani Modesto Guerrero, Aldo Casas, Luis Angió, Emilio Taddei, Clara Algranati, José Seoane, Hernán Ouviña, Susana Neuhaus, Hugo Calello, Alberto Bonnet, Miguel Mazzeo, Ariel Petrucelli, Eduardo Lucita.
Adhesiones recibidas: Martín Ogando, Elisa Rando, Carlos Aznarez, Ricardo Zambrano, Silvio Schachter, Gustavo Robles, Eduardo Faletty, Alejandro Andreassi, Fernando Moyano, Meriem Choukrom, Mario Hernandez, Nano del Valle, Daniela Vergara, Manuel Rodríguez, Tato Tabárez, Cristina Quenardello, Raúl Jauzat , Francisco Sobrino, Alberto Teszkiewicz, Marisabel Grau, Manuel Benza Pflücker , Eduardo Grüner, José Bustos, Miguel García, Mariana Bosio, Fernando Armas, Ernesto Nicolay, Pablo Ghigliani, Adrián Piva, Mariano Saravia, Carlos Antón, Facundo Bianchini, Maria Felisa Lemos
Enrique Gandolfo, Laura García, Eugenia Etchegurry (CTA Bahia Blanca-Cnel. Borrego) Roberto “Beto” Pianelli, Néstor Segovia, Jorge “Facha” Méndez (AGSyP)
Tilda Rabi - Presidenta Federación de Entidades Argentino Palestinas. Pablo Goodbar - AARSOPAL (Asociación Argentina de Solidaridad con Palestina)
Frente Popular Darío Santillán La Mella - Corriente estudiantil - UBA - Cátedra Abierta Americanista Frente Universitario de Luján, en el MULCS Mesa Coordinadora Barrial de Moreno, en el MULCS Bachillerato Popular “El Galpón” Moreno Beatriz Amor, Bachillerato Popular “Agustín Tosco” Militancia Comunista, en el MULCS. Bases Socialistas, en el MULCS Frente de Organizaciones en Lucha (FOL)
Juan Manuel Kart (La Mella / Juventud Rebelde) Itai Hagman - Presidente FUBA (Federación Universitaria de Buenos Aires),Martha Linares - Presidente CECSo (Centro de Estudiantes de Ciencias Sociales - UBA), Laura Fraile - Presidenta CECEN (Centro de Estudiantes de Ciencias Exactas y Naturales - UBA), Pablo Vensentini - Presidente CEFyL (Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras - UBA),Ignacio Kostzer - Consejero Superior UBA, Leandro Altman - Consejero Superior UBA, Germán Feldman - Consejero Directivo Facultad de Ciencias Sociales UBA, Jazmín Rodriguez - Consejera Directiva Facultad de Ciencias Sociales UBA, Ignacio Visanni - Consejero Directivo Facultad de Ciencias Exactas y Naturales UBA, Alicia Grande - Consejera Directiva Facultad de Ciencias Exactas y Naturales UBA, Marcelo Luda - Consejero Directivo Facultad de Ciencias Exactas y Naturales UBA.
Damián Fau - Presidente CEUGS (Centro de Estudiantes UNiv. Gral. Sarmiento)
Del Exterior: (Uruguay, Venezuela, Guatemala, México, Nicaragua, Paraguay, Panamá, España, Francia, otros no identificados)
Susana Khalil, Asociacion de Socorro al Pueblo Palestino, Canaán, Liliana Beli, Mauricio Castaldo, Fco. Rafael Trujano Hermoso, Alejandro Dehollain, Nancy Spasadin, Severo Salles, Marina Almeida, Luis B. Pericás, Román Murguía, Armando Ch. Noriega, Elena Alvares, Antonio Orozco Michel, Elvira Concheiro, Santiago Concheiro Carmona, Luciano Concheiro, Cristina Vera Victoria Álvarez,Camila Ruiz Segovia, Luna María Lozano, Fernanda Roldán, Emilia Jorajuria, Balam Rosas Reinhold, Olmo Mariano Ayala, Marcos Britos, Cristian Saúl Xicará, Lucas del Aguila, Gabriel F. López., Carlos Morera, Miguel Ruiz Acosta, Mauricio Macossay, Gustavo Monterrubio Alfa, Romilio G. Chamorro, Antonio Moscato, José Luis Hdez. Ayala, Fdo. Buen Abad Domínguez, Victor P. Martínez, Carlos M. Mateluna, Guadalupe VALENCIA, Celso X. L. Pazos, Horacio Cervantes Martínez, Soledad G. Baica, Martín Gonzales, Olga Vassori, Jorge J. Egurrola, Javier Bone, Reinaldo Barría, Francesc M. Sallas, Efraín Cruz Marín.
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miércoles, 23 de marzo de 2011
Coalición imperialista ataca Libia
Este sábado comenzaron los bombardeos sobre el territorio libio por parte de las potencias occidentales Estados Unidos, Francia e Inglaterra -a las que se sumaron luego otros países- amparados en la resolución 1973 de la ONU, dictada por el Consejo de Seguridad, que habla de garantizar una zona de exclusión aérea para impedir que el gobernante Muamar Gadafi, en el poder desde 1969, pueda realizar ataques desde el aire. Los bombardeos han asesinado un número indeterminado de ciudadanos libios -esos que había que proteger-, destruido edificios, hospitales, el aeropuerto de Sirte, al este de Trípoli, y parte de la residencia de Gadafi.
El periodista Emilio Modesto Guerrero aportó una mirada sobre las diversas reacciones de países latinoamericanos con respecto a la intervención militar.
Francia, Inglaterra y Estados Unidos encabezan la coalición que, luego de la resolución de la ONU, bombardea territorio LIbio con el objetivo de debilitar a las tropas de Khadafi.
Leandro Dario, periodista especialista en política internacional, cuenta los distintas posiciones de los paises que intervienen en el conflicto.
Fuentes:
http://fmlatribu.com/noticias/
http://argentina.indymedia.org/
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viernes, 18 de marzo de 2011
Consejo de Seguridad, por Pedro Mendez
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