“Este convenio de
cooperación nos permitirá crecer y capacitarnos para seguir haciendo de Entre
Ríos un gran complejo agroalimentario.
La cooperación de la Universidad
es clave”[i]
Bajo
esta premisa, el actual gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri[ii],
firmó un acuerdo de cooperación con las autoridades de la UNSAM , en materia de
actividades institucionales, asistencia técnica y académica[iii].
Como
bien definió el funcionario, mediante un juego de palabras, el papel de la
universidad sería legitimar las políticas llevadas a cabo por el gobierno de
turno, en este caso: la implementación y desarrollo del agronegocio en la
provincia.
¿Por
qué agronegocio? Una pista que nos tira el mandatario: “tenemos recursos naturales envidiables, tenemos el recurso más
preciado en estos años y en el futuro que es el agua”.
Otra
pista, el año pasado se llevó a cabo en la provincia una expoferia, la cual
contó con el apoyo del gobierno nacional y el CFI[iv],
orientada al agronegocio con marcada orientación a los grandes capitales[v].
En ella, el decano de la Facultad
de Ciencias de la
Alimentación , Hugo Cives, afirmó: “Yo creo que este es el mejor ejemplo de lo que es la articulación
público-privada, estando la universidad como el espacio que le dará a la feria
el contenido científico y tecnológico”.
Explicaremos
brevemente las características de este modelo extractivo denominado agronegocio
y sus consecuencias sociales, políticas y económicas.
Para
ello nos serviremos del interesante artículo realizado por la señora Norma
Giarracca[vi],
en el cual nos describe el desarrollo del agronegocio en nuestro país, sus
actores (pooles, fondos de inversión, rentistas y campesinos) y las relaciones
que se establecen entre ellos.
Hablamos
de modelo cuando nos referimos a un entramado institucional que orienta lo
económico, lo político y social hacia una determinada dirección. En otras
palabras, es aquello que le da identidad, o sea, la lógica que adopta
–dinámica- un sector económico en un proceso histórico determinado.
Cuando
hablamos del agronegocio, nos referimos, primeramente al modelo que adopta la
producción agraria bajo la lógica del neoliberalismo, cabe decir: la lógica
financiera. Ésta lógica se diferencia, en palabras de la autora, de aquella que
regía el “modelo agrario y agroindustrial
que nos conformó como nación”[vii].
Ahora
bien, ¿Cómo rige esta lógica en la agricultura? Es aquí donde justamente la
universidad cumple un rol fundamental a la hora de crear consenso en la
población por medio de la difusión –en las escuelas, instituciones
gubernamentales, medios masivos y demás dispositivos comunicativos[viii]-
de los discursos que sustentan dicha lógica.
El
concepto fundamental y progre del modelo es: labranza cero, la cual, en palabras de las transnacionales, es ecologista
porque no rompe la tierra. Pero hay mas, dicha lógica aplicada a la producción
agraria permite obtener increíbles ganancias, ya que, se basa en una producción
con muy baja tasa de mano de obra, o sea, expulsando campesinos. Otra cuestión
que se ha llevado vidas humanas es el tema de los agrotóxicos, en palabras de
la autora: “La semilla transgénica, modificada para resistir a los
herbicidas, se siembra y luego se fumiga el campo con glifosato, un agroquímico que arrastra con todas las malezas y también
con toda la biodiversidad, menos con la soja”.
Pero
¿Cómo funciona el modelo? El “…sistema
financiero es el que adelanta el capital, las tierras se las alquila al pequeño
productor y utiliza contratistas para labrar la tierra”. Aquí
el capital financiero encuentra un nicho donde invertir y sacar excelentes
rendimientos económicos. Se conforma así la patria sojera, el éxito sojero.
Aquí están los ganadores: los pooles de siembra y los fondos de inversión.
¿Cuál
es el resultado de todo esto? “Los
pequeños productores estaban muy mal, endeudados, y entraron en la soja. El que
tiene un tambo lo levanta y se dedica a la soja”. Surge el rentista,
pequeños y medianos productores que poseen algunas hectáreas de tierra, un
capital mínimo sin poder de inversión en tecnología de punta, por ende,
arriendan su tierras y se van a vivir a la ciudad. ¿Se acuerdan los cacerolazos
del 2008? Con respecto a la mano de obra, la misma está polarizada entre
aquellos altamente calificados, que trabajan para contratistas de avionetas,
fumigación y cosechadoras -tecnologías de punta- y los peones –trabajo
golondrina, en negro, vive casi como un desocupado-. Los campesinos no entran
dentro del modelo imperante, se podría decir que son la resistencia al modelo,
y por eso mismo se les trata de sacar sus tierras por medio de sobrecargas
impositivas –ley de retenciones- y demás artilugios políticos-institucionales.
¿Qué
consecuencias trajo este modelo? Además de permitir al capital financiero
transnacional llevarse extraordinarias ganancias, dejó en las comunidades donde
se instaló: muertes, amenazas, desalojos, criminalización, persecuciones hacia
aquellos que se oponen a las fumigaciones con agrotóxicos[ix],
y sigue la lista.
Según
la autora “Los grandes fondos de
inversión, que proveen el capital para el modelo sojero, se fueron metiendo en
toda la sociedad (…). El discurso se mete con dinero: con fondos para las
fundaciones y las facultades”.
De
esta manera, la universidad pública coopera con dichas transnacionales, por
medio de convenios –brindando servicios profesionales y técnicos a cambio de
dinero, pasantías, becas, etc.-, y con aquellas instituciones públicas abiertas
al desarrollo del agronegocio, en este caso la gobernación de Entre Ríos[x].
La
autora es clara en este aspecto: “En la Facultad de Agronomía los
posgrados son Siembra directa y
Agronegocios. El nuevo secretario de Ciencia y Técnica dice “le vamos a dar
prioridad a la biotecnología”. El Conicet saca un premio a la innovación
tecnológica con Monsanto, la empresa
más criticada del mundo”.
Como
bien predica la lógica neoliberal, expresada en todas las carreras de nuestra
universidad[xi],
en un mundo complejo, inaprensible, inestable, cambiante, y por ende, lleno de
peligros, si “…hay un negocio que tiene
el futuro garantizado, no es otro que el de la alimentación. Se puede
prescindir de todos los objetos que nos rodean y que supuestamente nos hacen la
vida mejor, sin embargo, llenar el estómago siempre será una obligación. Así lo
han entendido esas pocas multinacionales que controlan el comercio de alimentos
y los inversionistas que han volcado su dinero en los mercados agrícolas”[xii].
Leguizamo Graña Sebastián
[i] Carta de intención firmada por el gobernador de Entre Ríos: Sergio
Urribarri.
[vi] ¿Se acuerdan del estallido provocado por las retenciones en el
2008? Dicho artículo nos brinda algunas claves para entenderlo. Fuente: http://lavaca.org/notas/agronegocio-y-retenciones-el-conflicto/
[vii] Para profundizar, en cuanto a las diferencias entre una lógica
agraria industrial y otra financiera, recomiendo consultar el artículo de
Giarracca citado arriba.
[viii] Dicho campo es el que se estudia en la carrera de nuestra
universidad: Gestión del Arte y la Cultura. En la misma se preparan profesionales
cuyo fin es administrar la producción, circulación y consumo del conocimiento
–ideas- y las artes -gusto estético-.
[ix] Con respecto a las consecuencias pueden dar un paneo en los
siguientes artículos: http://agenciawalsh.org/aw/index.php?option=com_content&view=article&id=8176:santa-fe-&catid=107:soja-y-agrotoxicos&Itemid=135
[x] Son muchas las provincias abiertas a la asociación con los
grandes grupos financieros transnacionales: http://www.argenpress.info/2010/08/argentina-saqueo-corporativo-de.html
[xi] Cabe destacar el convenio de cooperación realizado entre el
Gobierno de Entre Ríos y nuestra universidad hace unos días. http://www.aimdigital.com.ar/aim/2012/05/28/gobierno-subsidia-a-una-universidad-de-buenos-aires-para-realizar-un-largometraje/
[xii] Nuestra universidad no se aparta de este postulado, éste se
mantiene vivo en el espíritu de sus cátedras y diseños curriculares. http://www.argenpress.info/2012/05/la-fao-y-el-acaparamiento-de-tierras.html