viernes, 8 de junio de 2012

Cooperando con el agronegocio


“Este convenio de cooperación nos permitirá crecer y capacitarnos para seguir haciendo de Entre Ríos un gran complejo agroalimentario. La cooperación de la Universidad es clave[i]

Bajo esta premisa, el actual gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri[ii], firmó un acuerdo de cooperación con las autoridades de la UNSAM, en materia de actividades institucionales, asistencia técnica y académica[iii].
Como bien definió el funcionario, mediante un juego de palabras, el papel de la universidad sería legitimar las políticas llevadas a cabo por el gobierno de turno, en este caso: la implementación y desarrollo del agronegocio en la provincia.
¿Por qué agronegocio? Una pista que nos tira el mandatario: “tenemos recursos naturales envidiables, tenemos el recurso más preciado en estos años y en el futuro que es el agua”.
Otra pista, el año pasado se llevó a cabo en la provincia una expoferia, la cual contó con el apoyo del gobierno nacional y el CFI[iv], orientada al agronegocio con marcada orientación a los grandes capitales[v]. En ella, el decano de la Facultad de Ciencias de la Alimentación, Hugo Cives, afirmó: “Yo creo que este es el mejor ejemplo de lo que es la articulación público-privada, estando la universidad como el espacio que le dará a la feria el contenido científico y tecnológico”.
Explicaremos brevemente las características de este modelo extractivo denominado agronegocio y sus consecuencias sociales, políticas y económicas.
Para ello nos serviremos del interesante artículo realizado por la señora Norma Giarracca[vi], en el cual nos describe el desarrollo del agronegocio en nuestro país, sus actores (pooles, fondos de inversión, rentistas y campesinos) y las relaciones que se establecen entre ellos.
Hablamos de modelo cuando nos referimos a un entramado institucional que orienta lo económico, lo político y social hacia una determinada dirección. En otras palabras, es aquello que le da identidad, o sea, la lógica que adopta –dinámica- un sector económico en un proceso histórico determinado.
Cuando hablamos del agronegocio, nos referimos, primeramente al modelo que adopta la producción agraria bajo la lógica del neoliberalismo, cabe decir: la lógica financiera. Ésta lógica se diferencia, en palabras de la autora, de aquella que regía el “modelo agrario y agroindustrial que nos conformó como nación”[vii].
Ahora bien, ¿Cómo rige esta lógica en la agricultura? Es aquí donde justamente la universidad cumple un rol fundamental a la hora de crear consenso en la población por medio de la difusión –en las escuelas, instituciones gubernamentales, medios masivos y demás dispositivos comunicativos[viii]- de los discursos que sustentan dicha lógica.
El concepto fundamental y progre del modelo es: labranza cero, la cual, en palabras de las transnacionales, es ecologista porque no rompe la tierra. Pero hay mas, dicha lógica aplicada a la producción agraria permite obtener increíbles ganancias, ya que, se basa en una producción con muy baja tasa de mano de obra, o sea, expulsando campesinos. Otra cuestión que se ha llevado vidas humanas es el tema de los agrotóxicos, en palabras de la autora: “La semilla transgénica, modificada para resistir a los herbicidas, se siembra y luego se fumiga el campo con glifosato, un agroquímico que arrastra con todas las malezas y también con toda la biodiversidad, menos con la soja”.
Pero ¿Cómo funciona el modelo? El “…sistema financiero es el que adelanta el capital, las tierras se las alquila al pequeño productor y utiliza contratistas para labrar la tierra”. Aquí el capital financiero encuentra un nicho donde invertir y sacar excelentes rendimientos económicos. Se conforma así la patria sojera, el éxito sojero. Aquí están los ganadores: los pooles de siembra y los fondos de inversión.
¿Cuál es el resultado de todo esto? “Los pequeños productores estaban muy mal, endeudados, y entraron en la soja. El que tiene un tambo lo levanta y se dedica a la soja”. Surge el rentista, pequeños y medianos productores que poseen algunas hectáreas de tierra, un capital mínimo sin poder de inversión en tecnología de punta, por ende, arriendan su tierras y se van a vivir a la ciudad. ¿Se acuerdan los cacerolazos del 2008? Con respecto a la mano de obra, la misma está polarizada entre aquellos altamente calificados, que trabajan para contratistas de avionetas, fumigación y cosechadoras -tecnologías de punta- y los peones –trabajo golondrina, en negro, vive casi como un desocupado-. Los campesinos no entran dentro del modelo imperante, se podría decir que son la resistencia al modelo, y por eso mismo se les trata de sacar sus tierras por medio de sobrecargas impositivas –ley de retenciones- y demás artilugios políticos-institucionales.
¿Qué consecuencias trajo este modelo? Además de permitir al capital financiero transnacional llevarse extraordinarias ganancias, dejó en las comunidades donde se instaló: muertes, amenazas, desalojos, criminalización, persecuciones hacia aquellos que se oponen a las fumigaciones con agrotóxicos[ix], y sigue la lista.
Según la autora “Los grandes fondos de inversión, que proveen el capital para el modelo sojero, se fueron metiendo en toda la sociedad (…). El discurso se mete con dinero: con fondos para las fundaciones y las facultades”.
De esta manera, la universidad pública coopera con dichas transnacionales, por medio de convenios –brindando servicios profesionales y técnicos a cambio de dinero, pasantías, becas, etc.-, y con aquellas instituciones públicas abiertas al desarrollo del agronegocio, en este caso la gobernación de Entre Ríos[x].
La autora es clara en este aspecto: “En la Facultad de Agronomía los posgrados son Siembra directa y Agronegocios. El nuevo secretario de Ciencia y Técnica dice “le vamos a dar prioridad a la biotecnología”. El Conicet saca un premio a la innovación tecnológica con Monsanto, la empresa más criticada del mundo”.

Como bien predica la lógica neoliberal, expresada en todas las carreras de nuestra universidad[xi], en un mundo complejo, inaprensible, inestable, cambiante, y por ende, lleno de peligros, si “…hay un negocio que tiene el futuro garantizado, no es otro que el de la alimentación. Se puede prescindir de todos los objetos que nos rodean y que supuestamente nos hacen la vida mejor, sin embargo, llenar el estómago siempre será una obligación. Así lo han entendido esas pocas multinacionales que controlan el comercio de alimentos y los inversionistas que han volcado su dinero en los mercados agrícolas”[xii].


Leguizamo Graña Sebastián


[i] Carta de intención firmada por el gobernador de Entre Ríos: Sergio Urribarri.
[iv] Consejo Federal de Inversiones http://www.cfired.org.ar/
[vi] ¿Se acuerdan del estallido provocado por las retenciones en el 2008? Dicho artículo nos brinda algunas claves para entenderlo. Fuente: http://lavaca.org/notas/agronegocio-y-retenciones-el-conflicto/
[vii] Para profundizar, en cuanto a las diferencias entre una lógica agraria industrial y otra financiera, recomiendo consultar el artículo de Giarracca citado arriba.
[viii] Dicho campo es el que se estudia en la carrera de nuestra universidad: Gestión del Arte y la Cultura. En la misma se preparan profesionales cuyo fin es administrar la producción, circulación y consumo del conocimiento –ideas- y las artes -gusto estético-.
[x] Son muchas las provincias abiertas a la asociación con los grandes grupos financieros transnacionales: http://www.argenpress.info/2010/08/argentina-saqueo-corporativo-de.html
[xi] Cabe destacar el convenio de cooperación realizado entre el Gobierno de Entre Ríos y nuestra universidad hace unos días. http://www.aimdigital.com.ar/aim/2012/05/28/gobierno-subsidia-a-una-universidad-de-buenos-aires-para-realizar-un-largometraje/
[xii] Nuestra universidad no se aparta de este postulado, éste se mantiene vivo en el espíritu de sus cátedras y diseños curriculares. http://www.argenpress.info/2012/05/la-fao-y-el-acaparamiento-de-tierras.html