jueves, 11 de agosto de 2011

Jujuy: Julio Gutiérrez, de Capoma. “La policía todavía opera como en la dictadura”

PRENSA DE FRENTE
Julio Gutiérrez, del Centro de Acción Popular Olga Márquez de Aredez (Capoma), es uno de los principales referentes en Libertador en todo lo que tiene que ver con los derechos humanos, por lo que se ha transformado en incansable denunciante de todas las tropelías que comete la empresa Ledesma desde tiempos inmemoriales, con la Noche del Apagón como hito. En conversación con Prensa De Frente planteó que “hoy, 35 años después, se ve que la gente perdió el miedo, harta de ese manoseo y del miedo que impartía la empresa”.

-¿Cómo empezó todo?
-Esto comenzó el 20 de junio pero venía desde hace mucho antes. Este estallido surge de la inoperancia que ellos, el poder político, como meros empleados del poder económico que manda acá en la provincia, que es la empresa Ledesma y la familia Blaquier. Al no expropiarles tierras, esto lleva a esta toma que fue salvajemente reprimida. Lamentablemente tuvo sus consecuencias graves, la perdida de la vida de cuatro jujeños. Lo bueno fue que la gente no le aflojó, se nota la necesidad de la vivienda, la gente esta viviendo hacinada no tenia donde expandirse. La única manera era quitarle por la fuerza la tierra a este feudo. Lo que se hizo fue darles un poco de su propia medicina, ellos también le quitaron tierras a nuestros pueblos originarios en toda esta zona.
-¿Hay todavía mucho miedo?
-Luego de la dictadura militar, que desapareció Luis Aredez y 32 compañeros más, lo que quedó en la democracia fue mucho miedo. La empresa Ledesma, la familia Blaquier lo usaron mucho, decirle a la gente “no te metas que te quedas sin trabajo” para que nadie se queje, proteste o milite. Esto llevó a la explotación de la población de Libertador. Hoy, 35 años después, se ve que la gente perdió el miedo, harta de ese manoseo y del miedo que impartía la empresa. Se colmó el vaso. Sucedió con los trabajadores de la empresa, que el 7 de julio pasado hicieron un paro con 80 por ciento de efectividad. Es la gente joven, sangre nueva cansada de la explotación, del manoseo y del atropello de sus derechos.
-¿Cuánta gente depende de la empresa? Algunos dicen que sin Ledesma no hay Libertador.
-En una ciudad de 60 mil personas, hay entre 15 mil o 20 mil personas que indirecta o directamente trabajan en Ledesma, ya sea terciarizados, contratistas, los fuera de convenio, lo que cortan por temporada, más los efectivos. Se pueden crear muchas más fuentes de trabajo de las que ofrecen. Ellos dicen que van a cerrar y se va ir, no creo que les convenga, se olvidan de que hoy en día, muchas veces se está hablando ya de la gestión obrera, como en el Ingenio de la Esperanza, donde si bien la inversión la hace la Provincia, lo manejen los obreros. Si se quieren ir, acá hay capacidad administrativa y mano de obra. No creo que se quieran ir. Tienen una fábrica de papel, de azúcar, de jugo, packing de frutas, fábrica de alcohol, hace poco inauguraron una planta destiladora de biocombustibles, para la que invirtieron supuestamente 285 millones de dólares, sabemos que mucha plata fue subvencionada por el gobierno.
-¿Qué relación tiene la empresa con las fuerzas de seguridad?
-Eso está desde que se armó el ingenio. Olga Márquez de Aredez le hizo un pedido a Néstor Kirchner para que retire el destacamento de Gendarmería que funciona como la seguridad privada de Ledesma. Ahora Gendarmería está apostada en las propiedades de Ledesma, en lote Paulina, es el espacio donde tienen las herramientas y la maquinaria, son unos galpones inmensos. Están metidos allí hace cuatro días. Van a custodiar el predio de La Rosadita, por la marcha que hacemos este miércoles 10. Actúan en conjunto con la seguridad de la empresa. En la represión estuvieron Carlos Enrique Ferro y Julio Castellano, son ex militares de la SIDE. Estamos investigando si están vinculados en causas de lesa humanidad. Ellos estuvieron en el camino interno apostados en una camioneta Amorouk blanca con binoculares. Trajeron una maquina niveladora para inundar el terreno una vez producido el desalojo. La policía todavía sigue operando como operaba en la dictadura, es sorprendente. Todavía no caigo. Hay mujeres que fueron detenidas a las 8 de la mañana, los vieron. Esas mujeres fueron torturadas, salvajemente golpeadas, obligadas a firmar que se hacían cargo de las muertes.
-¿Qué más podés decir de la represión?
-Lo de los gases lacrimógenos fue una guasada, cómo tiraban. Una vez que se retiraban, se veía una gran cantidad de cartuchos tirados, a mansalva, era una guerra. La caballería actuó como en el época de Roca en la Patagonia corriendo a los mapuche. Atropellaban a la gente con tanta saña… Aparecieron a la madrugada como en la noche del apagón. Rodearon el lugar y arrasaron con la gente que estaba tratando de sacar las cosas y se las quemaron. Si hubiera habido un tiroteo, no quedaba ni un policía vivo.
-¿Cómo fue la reacción del policía muerto?
- Alejandro Farfán era de la comunidad Guarini de Fraile Pintado de la cual su abuela es referente. Nosotros siempre estuvimos cercanos a los pueblos originarios. Ellos estuvieron presentes pidiendo justicia en la marcha que hicimos por tierra y justicia. Acá hay comunidades en la toma, ellos como comunidad están diciendo nosotros queremos nuestras tierras. Lo último que se dijo cuando se fueron los policías es ni un paso atrás, la tierra es nuestra. Es un grito de lucha de muchas comunidades campesinas.

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