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miércoles, 26 de octubre de 2011

INFORME ESPECIAL: ¿De qué se habla cuando se habla de trabajo decente?

Por estos días se llevó a cabo en todo el mundo la IV Jornada Mundial por el Trabajo Decente. Este encuentro lleva a repensar qué es la precarización laboral, un flagelo que recorre desde hace décadas el mundo, pero que adquiere otra dimensión con la crisis presente. La incertidumbre y la inestabilidad se han convertido así en un modo de vida. Por Eduardo Lucita, integrante del colectivo EDI - Economistas de Izquierda.






A fines de septiembre pasado se realizó en Asunción del Paraguay el seminario “¿Precarización o Trabajo Decente?”, al que asistieron numerosas delegaciones sindicales de América Latina y de España. A inicios de este mes de octubre, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) impulsó la “IV Jornada Mundial por el Trabajo Decente”. Entre nosotros su réplica fue apenas un acto organizado por la CGT en su sede central, sin mayores repercusiones políticas o sociales.

¿Cuál es el significado del término de trabajo “decente”? Es todo un debate ideológico.

La visión de la OIT

El eufemismo busca contraponerse a la precarización laboral, el nuevo fantasma que, junto con la desocupación, recorre el mundo desde hace más de un cuarto de siglo y que puede agravarse en la actual crisis mundial.

Para la OIT, organismo de la ONU integrado por sindicalistas y patrones, el concepto surge como respuesta a la tendencia mundial al deterioro de los derechos laborares registrado en los años ’90 y define al trabajo decente como aquel que cumple con los estándares laborales internacionales. Para esta institución, y tal como lo definiera su Director General, Juan Somavía, estos estándares incluyen condiciones de libertad, igualdad, seguridad y dignidad humana. Cuando alguien trabaja por fuera de ellos se considera que se violan los DDHH de los trabajadores.

La OIT busca armonizar las contradictorias relaciones entre capitalistas y trabajadores, por eso es impulsora de lo que llaman Responsabilidad Social Empresaria (RSE). Pero la precarización de las relaciones laborales ¿es un problema de carencia en la responsabilidad social de los capitalistas? ¿Puede hablarse de trabajo decente en el marco de la relaciones capital/trabajo cuando el asalariado se ve obligado a vender su fuerza de trabajo al capitalista? o ¿cuando en el mundo hay una masa enorme de excluidos de la producción y del consumo? No parece que fuera por ninguna ley divina, por obra de la naturaleza o por falta de responsabilidad. Acertadamente el filósofo Pierre Bordieu ha señalado que “No es un efecto mecánico de las leyes de la técnica o la economía, sino el producto de una política puesta en marcha por un conjunto de agentes e instituciones, así como del resultado de reglas creadas deliberadamente...”


Otra mirada

Para este columnista, la precarización está directamente ligada con las necesidades de la acumulación y reproducción de capitales y es absolutamente funcional a esta necesidad.

La desocupación de masas y la precarización laboral que hoy recorren el mundo son resultado de la crisis capitalista de los años ’70 y de la forma en que el capital salió de esa crisis. Lo hizo impulsando una fuerte reestructuración de sus espacios productivos, industriales y de servicios, utilizando las nuevas tecnologías y bajo la hegemonía del capital financiero. Este proceso incluyó una fuerte ofensiva sobre el mundo del trabajo. Durante más de 30 años se fueron desmontando la mayoría de las conquistas obreras que los trabajadores habían levantado, generación tras generación, como barreras contra la voracidad del capital. Desocupación, caída salarial, precarización, ha sido el resultado más general de esta ofensiva, tendiente a rebajar el piso material en que viven y reproducen su existencia las clases trabajadoras.

La precarización ha jugado un papel decisivo en esta secuencia, su contraparte es el surgimiento de una fracción del proletariado ajena a las relaciones laborales convencionadas. Iniciada en realidad en los años ’80 hoy recorre el mundo. Según un informe de la OIT anterior al estallido de la crisis en el 2008, más del 20 por ciento de la fuerza de trabajo en Europa estaba precarizada, este porcentual alcanzaba al 60 en América latina y al 90 en África. ¿Qué porcentaje será en nuestro país? Seguramente más del 40, hay que tener en cuenta no solo a los trabajadores no registrados, sino también a los contratados registrados, incluso en el Estado.


Inestabilidad laboral

Si la desocupación estructural se constituyó en un fuerte disciplinador social, la precariedad estructural naturaliza la desprotección social -no hay garantías de estabilidad; se despide sin indemnización; ausencia y/o debilitamiento de la cobertura social y previsional; condiciones de trabajo sin regulación; salarios por debajo de los mínimos de convenio. El trabajador queda prisionero de un estado permanente de inestabilidad e incertidumbre.

En un mercado laboral precarizado lo normal es la temporalidad, la intermitencia, entrar y salir del mercado en breve tiempo. El cambiar varias veces de trabajo, no sólo de puesto en una misma empresa, sino de empresa en empresa, de profesión en profesión. Lo único permanente es el cambio: de patronal; de lugar físico; de compañeros; de referencia sindical; de conocimientos... Y este es un verdadero obstáculo a la hora de intentar organizarse, de resistir formas bárbaras de explotación, de luchar por sus derechos. En suma, dificulta el desarrollo de una conciencia de clase.


Más allá de las relaciones

Por la incertidumbre y la inestabilidad que impone la precarización sus efectos se extienden más allá de las relaciones laborales. Se expresa en la imposibilidad de pensar proyectos más allá de lo inmediato; en que la intensidad de los ritmos y la extensión de los horarios que impone afectan la salud física y psíquica de quienes trabajan en esas condiciones; en que pone trabas o limita la vida de relaciones, sea en el ámbito familiar, de pareja o de amistades.

Para los jóvenes, en nuestro país el 60 por ciento de los menores de 24 años trabaja bajo formas precarias, los sueños son de corto plazo, lo inmediato, lo imprevisto es lo que impregna el mundo de los jóvenes, que se constituyen en una suerte de malabaristas de la vida.

La incertidumbre y la inestabilidad se han convertido así en un modo de vida. Por lo tanto cuanto mayor adaptación a los cambios y mayor movilidad tengan las personas, mayores oportunidades se supone que tendrán. El individualismo y la competencia se hacen presentes, la movilidad se toma como un reto, un desafío para el que es necesario prepararse continuamente. Cuando en realidad no hacen más que producir y reproducir estrategias de supervivencia día tras día.

La precarización, la desocupación y el trabajo no registrado son la principal fuente de fragmentación social que hoy vive el movimiento obrero. Enfrentarla requiere desmontar el discurso de la flexibilidad: su carácter supuestamente neutro o aséptico, su inevitabilidad, su carácter técnico, etc. y exponerlo como lo que realmente es: una necesidad del capital para elevar la productividad, la rentabilidad y la competitividad, más aún en este período de crisis sistémica mundial. Se trata de condiciones materiales que llevan implícitas para su desarrollo la negación de todo derecho laboral.

Imágenes: Iconoclasistas


sábado, 1 de octubre de 2011

EEUU: política y economía después del 11-S

El 11 de septiembre del 2001 a las 8.46 de la mañana (hora estadounidense) el mundo quedó prácticamente paralizado. La gente observaba atónita las pantallas televisivas que no dejaban de transmitir una y otra vez imágenes de aviones estrellándose contra las Torres Gemelas Al cumplirse una década de aquellos acontecimientos se discute en diferentes ámbitos el impacto que han tenido los mismos para la economía y la política de los EEUU y también para el resto del mundo.Por Eduardo Lucita, Integrante del colectivo EDI - Economistas de Izquierda






El 11 de septiembre del 2001 a las 8.46 de la mañana (hora estadounidense) el mundo quedó prácticamente paralizado. La gente observaba atónita las pantallas televisivas que no dejaban de transmitir una y otra vez imágenes de aviones estrellándose contra las Torres Gemelas; personas saltando al vacío en medio de enormes llamaradas; densas columnas de humo negro que se alzaban sobre una Nueva York asfixiada. Seres cubiertos de polvo gris deambulando sin destino por las calles completaban una visión fantasmagórica, impensada segundos atrás.

Al cumplirse una década de aquellos acontecimientos se discute en diferentes ámbitos el impacto que han tenido los mismos para la economía y la política de los EEUU y también para el resto del mundo. Para muchos analistas es más significativo el impacto de la caída de Lehman Brothers en septiembre de 2008 y sus desencadenantes financieros posteriores.

Tal vez convenga verlos a uno como continuidad del otro.

El uso capitalista del atentado

La caída de las Torres Gemelas en septiembre del 2001 puede considerarse un punto de inflexión en varios aspectos y no fueron pocos los analistas que a pocos días del atentado trazaron un parangón con el ataque a Pearl Harbor por la Armada Imperial Japonesa en 1941, entre los primeros el historiador y periodista argentino Guillermo Almeyra, radicado por ese entonces en México. Lo que provocó no pocas discusiones con quienes veían estas interpretaciones como simples miradas conspirativas.

Así como el ataque contra la Flota del Pacífico unificó a la sociedad americana, hasta entonces fuertemente dividida, habilitando al presidente F. D. Roosevelt para declarar la guerra al Japón y así ingresar en la 2da. Guerra Mundial, el atentado del 11-S fue la excusa perfecta para que la administración de George Bush (h), aprovechando la indignación justiciera generalizada en el país, se lanzara a la aventura militar en Afganistán e Irak.

Hoy es fácilmente detectable que una década atrás hubo un fuerte uso capitalista del atentado. La economía de los EEUU estaba prácticamente en recesión en el 2001, el redespliegue militarista luego de la caída de las torres y el impacto que el mismo tuvo sobre el complejo militar-industrial reanimaron la economía norteamericana, esto fue acompañado por una reducción de la tasa de interés a los niveles más bajos en mas de medio siglo. Estas dos cuestiones estuvieron en el centro de la recuperación. La consecuencia más visible fue una exacerbación del consumo doméstico, luego focalizado en la llamada “burbuja” inmobiliaria, el crecimiento extraordinario del déficit público por el alza continua de los créditos de guerra y la rebaja de impuestos a los ricos y un fuerte endeudamiento externo.

La retomada del ciclo alcista de la economía, particularmente de la estadounidense, que por ese entonces traccionaba algo así como el 60 por ciento del crecimiento de la mundial duró hasta el 2007, cuando el alza de las tasas de interés provocó que los tenedores de hipotecas no pudieran hacer frente a los pagos de sus deudas, lo que finalmente derivó en la caída de Lehman Brothers un año después. Luego el efecto domino que hemos visto todos estos años y que hoy se expresa en la combinación de las crisis en EEUU y en los países de la Eurozona.

Consecuencias políticas

La guerra en Afganistán puede escudarse por la lucha contra el terrorismo, pero no es demostrable que la invasión a Irak estuviera determinada por los acontecimientos del 11-S. Estos fueron solo la excusa, hay ahora evidencias de que estaba contemplada desde tiempo atrás, impulsada por el sector más derechista de los republicanos para aprovechar el vacío dejado en Medio Oriente por la caída de la URSS.

Las consecuencias de estas guerras no han sido solo económicas. Hasta ese momento la definición de terrorismo por parte del Departamento de Defensa de los EEUU era “Utilización calculada de la violencia con el objetivo de accionar contra gobiernos o sociedades....” pero dos meses después de los atentados se incorporó a esta definición el adjetivo-calificativo de violencia “ilegal”. No era esta una incorporación meramente semántica. Como bien señala John Brown en su trabajo “La guerra del imperio: lógica de excepción y retorno a la soberanía”, la excepcionalidad se rutinarizaba. Si hay una violencia ilegal significa que también hay una violencia legal, esta atributo de los Estados. Si en el Kosovo la agresión militar se disfrazó de “humanitaria”; en Afganistán de “antiterrorista”, en Irak fue “preventiva”. Un nuevo tipo de soberanía estaba pensando el imperio con vocación unilateral, que para legitimarse necesitaba del estado de guerra permanente.

Consecuencias sociales

Con la aprobación de la Ley Patriota, firmada por el presidente Bush un mes y medio después de los atentados, el Congreso prácticamente se subordinó al Poder ejecutivo, le otorgó verdaderos superpoderes que autorizan a cercenar las libertades civiles. Entre ellas, y fundamentalmente, las del debido proceso, permitiendo detenciones indefinidas de inmigrantes indocumentados. Desde entonces el Servicio de Inmigración y Aduanas trasladó unos 2 millones de inmigrantes a centros de detención "remotos".

Según denunció la organización internacional Human Rights Watch a los detenidos se les "dificulta extremadamente" el acceso a sus abogados y la presentación de pruebas. La "guerra contra el terror" ha convertido medidas excepcionales en rutinarias. Como un gran hermano todo esta sometido al control del Estado.

Diez años después

En el 2001 el costo de un barril de petróleo era de 28 dólares hoy ronda los 100, con picos de 140. EEUU mostraba superávit en sus cuentas fiscales, hoy la deuda contraída para financiar los déficit acumulados supera los 15 billones de dólares. La desocupación era del 4 por ciento, hoy está en el 9.1, la creación de empleo es prácticamente nula y la pobreza ya alcanza a 46 millones de personas. La carrera armamentista que parecía haberse detenido con el fin de la Guerra Fría retomó nuevo impulso después del 11-S, se estima que al día de hoy está en el orden de los 20 billones de dólares. Si se calcula el pago de intereses por la colocación de deuda para la guerra y se suman los gastos de atención a los veteranos de guerra, el costo de la guerra en Irak ascendería a 4 billones.

Esta guerra ha dejado un profundo resentimiento en todo el mundo árabe, resentimiento que forma parte de las actuales rebeliones en esos países. La recuperación de la economía ha quedado atrás, la crisis capitalista mundial se profundiza Y las alternativas no son nada alentadoras: o recesión o un largo período de una economía mundial de muy baja intensidad.

A casi tres años de la elección de Barak Obama su prestigio cae en picada.. Las promesas de poner fin a las guerras, de regresar a los soldados, de cerrar los centros de detención y tortura, de revalorizar la Declaración de Derechos han caído en el vacío y una gran decepción recorre a sus seguidores, mientras que la imagen internacional de EEUU está en su peor momento histórico. Para el reconocido arquitecto y ensayista Mike Davis, Obama “...se ha convertido en el principal albacea del legado de Bush con las operaciones especiales, los grandes presupuestos de inteligencia, una tecnología orwelliana de vigilancia y prisiones secretas”. Para colmo ha aparecido el Tea Party, un grupo de derecha, fundamentalista del liberalismo económico-religioso y de fuerte influencia social, que ha condicionado tanto a demócratas como a republicanos en el congreso.

El unilateralismo de los ’90 ha dado lugar al multilateralismo de estos días en las relaciones entre Naciones; el baricentro de la economía mundial se va inclinando hacia la China y el sudeste asiático, mientras el grupo de los BRICS emergentes, reclama cada vez mayores espacios, mientras que América latina da muestras de ganar autonomía en sus decisiones.

Diez años después el imperio estadounidense pareciera ingresar en un sendero de decadencia aunque se mantenga como gran potencia, el problema es que sigue siendo la principal potencia militar del planeta. Y esta contradicción es mas que preocupante.

El mundo es hoy mucho más inseguro y peligroso que hace una década.


jueves, 15 de septiembre de 2011

El Estado y el inestable equilibrio entre trabajo y capital

Los resultados electorales del 14 de agosto dejaron como clara ganadora a la presidente. En este contexto, las distintas fracciones del capital han tomado nota y reacomodaron el peso relativo de las fracciones al interior del bloque de poder, que ahora aparece comandado por el sector industrial. Por Eduardo Lucita, integrante del colectivo EDI-Economistas de Izquierda.



José Ignacio de Mendiguren, presidente de la UIA, y Cristina Fernández.



Impactados por el resultado electoral de la primarias y preocupados por el horizonte turbulento de la economía mundial, los empresarios han replanteado sus relaciones con el gobierno. Se han decidido por lo que llaman "diálogo responsable". ¿Qué es lo que ha determinado esa suerte de giro copernicano? ¿Qué los empujó a ese viraje?

Impacto de las primarias

Primero que nada los resultados del 14 de agosto. No se trata sólo de que el Frente para la Victoria haya ganando por el 50 por ciento de los votos emitidos o que el triunfo se haya extendido a todas las provincias menos una. Sino queese test electoral arrojó un claro ganador y varios "terceros", quedando desierto el segundo puesto. Ya nadie duda de quién será el triunfo definitivo en octubre y hay un convencimiento generalizado que quienes llegaron cuarto y quinto podrían ser segundo y tercero, claro que aunque alguno de ellos duplicara sus votos, en términos políticos el segundo lugar continuaría vacante. Fue la titular del GEN, Margarita Stolbizer, quién expuso más descarnadamente la situación en que quedó colocada la oposición derechista:"Está claro que la estrategia de confrontación que planteaba el Grupo A fracasó: el Congreso quedó paralizado y los resultados electorales están a la vista".

Por lo demás, las primarias dejaron al descubierto la fractura del frente rural. No me refiero a sus representaciones corporativas nucleadas en la Mesa de Enlace, que ya arrastraban sus propias contradicciones, sino al frente social que los productores lograron armar como defensa ante la apropiación de renta extraordinaria por el Estado. Los productores se mantuvieron firmes, pero sus aliados de las clases medias rural y urbana no los siguieron esta vez.

En segundo lugar, la amenaza de la crisis mundial. Los empresarios son concientes que en la recesión 2008-2009 los países avanzados evitaron una profundización mayor por la fuerte demanda de los llamados países emergentes, pero no es seguro que este recurso resulte ahora posible. Esto también los lleva a cerrar filas con el gobierno a quién le reconocen haber enfrentado con éxito aquella recesión. Pero también reconocen que esta puede ser más duradera y profunda. Para enfrentarla, dicen, será necesario hacer "ajustes al modelo, sin afectar el crecimiento".

Reacomodamientos

Las distintas fracciones del capital han tomado nota de este nuevo escenario y reacomodaron el peso relativo de las fracciones al interior del bloque de poder, que ahora aparece comandado por el sector industrial. A la velocidad de la globalización tres eventos consecutivos, del 30 de agosto al 1º de septiembre, dan cuenta de ese reacomodamiento.

El almuerzo en la Bolsa de Comercio que congregó a las seis principales cámaras patronales y el Seminario "Argentina: perspectivas económicas y políticas", organizado por el Consejo de las Américas, fueron los primeros. En estos dos encuentros se analizaron las primarias y sus implicancias políticas, y se concluyó en que "o recuperamos el diálogo o esperemos que todo empeore"; para luego coincidir tanto en "hacer los mayores esfuerzos para no socavar los buenos indicadores logrados" como en que "La Argentina continuará creciendo... pero es necesario aumentar la inversión privada".

Finalmente, en la celebración del Día de la Industria, el discurso del titular de la UIA, Ignacio De Mendiguren, no dejó dudas del "respaldo al gobierno y al modelo". A tal punto fue ese apoyo, que la presidenta Cristina Fernández en su discurso de cierre no pudo menos que señalar: "Es la primera vez que no tengo que responder a lo que se dijo". Pocos días después el titular de la Sociedad Rural Argentina, Hugo Biolcati, se rindió ante las evidencias viendo la necesidad de "la búsqueda de soluciones más allá de la confrontación ... hay que cambiar el tono y aprovechar la oportunidad del cambio para sentarse a conversar de manera madura".

Crisis cerrada

La conclusión de esta combinación de reacomodamiento empresarial y desorientación de la oposición derechista cae de madura: la crisis política iniciada a principios del 2008 por la resolución 125 se ha cerrado. Esa etapa ha concluido y una nueva se abrirá el próximo 10 de diciembre. Una etapa con una figura presidencial relegitimada y fortalecida en su autoridad, que ha cubierto con creces lo que se aseguraba sería un vacío dejado por el prematuro fallecimiento del ex presidente Néstor Kirchner. Esa autoridad ya se hizo sentir cuando arbitró en la reciente discusión por el salario mínimo, o antes aún cuando impusó su criterio en los armados electorales. O cuando mando a archivar el proyecto de participación en las ganancias.

Retorno a las fuentes

En este escenario el discurso oficial pareciera querer volver al peronismo auroral, a la alianza estratégica entre el capital y el trabajo mediada por el Estado. La presidenta fue muy clara en la celebración del Día de la Industria en Tecnópolis: "No hay intereses más coincidentes que el de los empresarios y los trabajadores", y llamó a unos y otros a resignar aspiraciones.

No es la primera vez en la historia del país que se busca concretar esta alianza, nunca culminaron bien esos intentos. Dada nuestra formación social el Estado, en determinadas situaciones socio-políticas, busca armonizar los contradictorios intereses entre el capital y el trabajo, siempre resulta un equilibrio inestable.

Acuerdo social

En la actual coyuntura, como en 1952 o en 1973, el primer paso es intentarponer en caja la inflación por medio de acordar precios y salarios, lo que lleva implícito discutir qué nivel de retenciones y subsidios, qué incrementos tarifarios, qué tipo de cambio. La experiencia nos enseña que todo acuerdo o pacto social tiende inevitablemente a preservar altos niveles de productividad y ganancias empresariales, buscando así potenciar la acumulación de capitales. Su contrapartida siempre ha sido que lostrabajadores y sectores populares recorten sus reivindicaciones en aras de un futuro mejor...

Por otra parte no está demás recordar que la disputa por la apropiación de la riqueza social está inscripta en el metabolismo del sistema capitalista. Se expresa tanto en la confrontación capital/trabajo como en la disputa intercapitalista, cuando diferentes fracciones buscan mantener o mejorar su posicionamiento con miras al futuro inmediato.

No es otra cosa que el despliegue en el plano económico de la lucha de clases, que no se disciplina a compromiso alguno y suele manifestarse por diversos vericuetos. No hay muchas razones para pensar que esta vez resulte diferente, aun cuando en lo inmediato pudiera ser contenida.


lunes, 29 de agosto de 2011

La crisis mundial revaloriza el papel de la UNASUR

Ante las voces que hablan de recesión o depresión en el mundo desarrollado por la crisis internacional, los países que integran la Unasur comenzaron a profundizar sus relaciones para afrontar el impacto de un agravamiento de la situación. Los doce países están lanzados a nuevos acuerdos y unidad política. Por Eduardo Lucita, integrante del colectivo EDI - Economistas de Izquierda.







El temor al impacto que la crisis mundial pudiera tener sobre los países de la región provocó la constitución del Consejo Suramericano de Economía y Finanzas y el fortalecimiento de la UNASUR, lo que puede dar lugar a una experiencia inédita en la región.

Distintas voces reconocidas a nivel mundial están alertando sobre la dinámica de la crisis. Tanto Joseph Stiglitz, como Nouriel Roubini o Paul Krugman, acuerdan en pronosticar que Europa está entrando en un nuevo ciclo de recesión, más ahora que se ralentiza el crecimiento de Alemania y se estanca el de Francia. Otros especialistas anticipan un débil crecimiento de los Estados Unidos en los próximos meses, sin embargo Krugman es menos optimista, define la actual situación de la economía norteamericana como "un largo período de depresión menor".


Nueva fase
Por si fuera poco el presidente del Banco Mundial, R. Zoellick, declaró en Australia que “Estamos en una fase nueva y más peligrosa de la crisis”, según el funcionario se trata de “...los primeros momentos de una tormenta nueva y diferente. No es igual que en 2008, cuando estalló la crisis financiera, los gobiernos tienen ahora menos margen de maniobra para estimular la economía. La mayoría de los países desarrollados ha agotado su margen fiscal y su política monetaria ha alcanzado la máxima flexibilidad posible".

Es este temor por la profundización de la crisis y el impacto que puede llegar a tener sobre la región que llevó a los presidentes reunidos en Lima para la ascensión del presidente Ollanta Humala a analizar la situación en el marco de la UNASUR.


Orígenes de la UNASUR
La Unión de Naciones Suramericanas nació como proyecto de unidad política de América del Sur y reconoce sus orígenes en una iniciativa brasileña, gestada durante el primer mandato de Lula Da Silva, por crear una Comunidad Sudamericana de Naciones a imagen de lo que fuera en sus inicios la Unión Europea.

En aquellos años no faltaron quienes interpretaron la iniciativa como un intento de Brasil por contar con un bloque que, bajo su hegemonía, le permitiera asumirse como el interlocutor del conjunto en las negociaciones frente a las grandes potencias en los foros internacionales. Esto incluía su aspiración de ser miembro permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Sin embargo, poco tiempo después, Brasil consiguió ser reconocido por Estados Unidos y la Unión Europea en las negociaciones comerciales de la Ronda de Doha, con lo que la iniciativa quedó congelada. La idea fue entonces retomada por el presidente Hugo Chávez en el 2007 y un año después se firmó la Carta Constitutiva que creó un organismo intergubernamental integrado por doce países, la mayoría de ellos ya logró completar el requisito de aprobación parlamentaria para su integración. Desde entonces la UNASUR ha jugado un papel destacado cuando la crisis entre Ecuador y Colombia; en el intento de golpe en Bolivia y cuando el levantamiento policial en Ecuador.


Protegerse frente a la crisis
No deja de ser sorprendente que fuera el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, quien manifestara su preocupación por la “irresponsabilidad” en el manejo de la situación financiera internacional por parte de las potencias mundiales y quien lanzara la iniciativa para convocar a la reunión en Lima. Es que tanto Colombia, como Perú o Chile, junto con México, constituyen el cordón neoliberal del subcontinente, tienen fuertes relaciones financieras y comerciales con EEUU y sienten más que el resto de los países la presión de la crisis, de ahí la necesidad de crear un cerco protector. Por otra parte en Colombia “el trabajo sucio” ya lo hizo el ex presidente Uribe, Santos pareciera encarar otro momento en el que intenta romper el aislamiento al que lo condena el rol del “Israel de América latina”. De esa reunión surgió la constitución del Consejo Suramericano de Naciones de Economía y Finanzas que acaba de reunirse en Buenos Aires. Los puntos de debate no fueron menores, giraron en torno a la integración y fortalecimiento del mercado intraregional; a la utilización de monedas locales en los intercambios comerciales entre países miembros -extendiendo así lo que ya practican Argentina y Brasil, una forma de desdolarizar las transacciones y a la creación de una arquitectura financiera que permita intervenir en emergencias financieras y al mismo tiempo operar como banca de desarrollo.

Este último punto tuvo fuerte presencia en las discusiones tanto por una evaluación crítica de los actuales organismos financieros -Banco Interamericano de Desarrollo (BID) o la Corporación Andina de Fomento (CAF)- como por el debate de fondo: ¿se buscará fortalecer el actual Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR)?, como propone Brasil, ¿o se trata, sin desestimar el FLAR, de ampliar la constitución y darle concreción definitiva al Banco del Sur?


Debate
Este es un tema crucial del debate. No es un secreto que Brasil no tiene mayor interés en el Banco del Sur. Si este constituye su capital con reservas, sería quien más debería aportar pues de los 550.000 millones dedolares de reservas de la región, más de 300.000 pertenecen al socio mayor, con el adicional que este ya posee su propio banco de desarrollo, tal vez el mayor del mundo, en tanto que Venezuela y Ecuador participando de la idea del banco regional tienen algunas diferencias en sus propuestas y Argentina pivotea entre las distintas posiciones. De todas formas es probable esto se resuelva en una bilateral Argentina-Brasil.

Finalmente se constituyeron tres grupos de trabajo coordinados por distintos países para presentar en un máximo de 60 días las propuestas a la región.


La crisis como oportunidad
"Nos tenemos que preparar tanto para eventuales agravamientos como para una crisis más larga en los países avanzados", señaló el ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega. "No es casual que nos hayamos demorado en la formación del consejo de economía. Es el área en la que más se notaban las diferencias entre los 12 países, pero también superamos esa barrera hoy": así ratificó la voluntad colectiva de avanzar en la concreción de mecanismos comunes de defensa la colombiana secretaria general de la UNASUR, María Emma Mejía.

Es que la concreción de estas iniciativas, sin ingerencia o con independencia de EEUU, según como se lo quiera ver, puede ser un salto político significativo para la región. Todos son concientes de las diferencias de enfoque en la política económica; de la fuertes asimetrías y condicionantes estructurales; de la diferente capacidad financiera de los países miembros; así como del papel que juegan en cada país las corporaciones multinacionales.

Pero al mismo tiempo la crisis empuja a lograr acuerdos en breve tiempo. Si se quiere es el costado positivo de la crisis. Está acercando a países cuyas direcciones hasta hace no mucho tiempo eran radicalmente opuestas, y está la experiencia limitada pero sustantiva del ALBA y de los TCP (Tratados de Comercio entre los Pueblos), que muestran que hay otra forma de relacionarse, de integrarse y comerciar, que no sea sólo mercantilista y no resulte promovida por la ganancia rápida

En un mundo tan cambiante como el actual nada debe descartarse. La crisis es también una oportunidad.


martes, 2 de agosto de 2011

Acuerdo para salvar a Estados Unidos

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció ayer que el Congreso y la Casa Blanca llegaron a un acuerdo para elevar el techo de la deuda a cambio de fuertes recortes en el gasto público.

El acuerdo entraría mañana a Senadores, con mayoría demócrata, para terminar con los temores del default.

Eduardo Lucita, integrante del colectivo EDI (Economistas De Izquierda), cuenta qué significa este anuncio.

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También, qué impacto puede tener en la economía de la Argentina.

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lunes, 1 de agosto de 2011

Mundo laboral: una nueva era de injusticia social

En medio de la agudización de la crisis mundial en los países centrales, la desocupación vuelve a ser el centro de las preocupaciones. Así lo han señalado recientemente tanto la OIT como el FMI. Por Eduardo Lucita.




Para la OIT (Organización Internacional del Trabajo) todo indica que el 2011 será el tercer año consecutivo con más de 200 millones de personas que buscan un trabajo sin encontrarlo. A principios de este año, el informe del organismo daba cuenta que el mercado laboral en el mundo no mostraba reacciones frente al récord de desempleados, literalmente señaló: “...está hundido”. Agregando que desde el inicio de la crisis económica -mediados del 2007- hubo un incremento de 27,6 millones de desocupados en el mundo. Por su parte el FMI (Fondo Monetario Internacional) hace un año atrás ya pronosticaba que la desocupación en las naciones desarrolladas rondaría en promedio el 9 por ciento.

Los países centrales

En los países desarrollados vive solo el 15 por ciento de la fuerza de trabajo mundial, sin embargo es en estos países, los más industrializados, donde se concentra más del 50 por ciento de los puestos de trabajo perdidos desde 2007 hasta ahora.

Unos 15 millones de trabajadores no tienen empleo hoy en los EEUU. Con el agravante que en el último trimestre la creación de nuevos puestos solo alcanzó un cuarto de lo logrado en trimestres anteriores (54.000 contra 220.000). En Europa, España, que lideraba el ranking con casi el 21 por ciento de la población activa desempleada, unos 5 millones de personas, ya no está tan sola. Según la Oficina de Estadísticas de la Unión Europea (Elstat) el desempleo en Grecia llegó ya al 14,8 por ciento, la cifra más alta desde que el país comenzó a publicar estos datos mensualmente en 2004, y todavía no iniciaron el ajuste recientemente aprobado por el parlamento que exige privatizaciones y drástica baja del empleo público. En Portugal, que inexorablemente sigue el sendero trazado por Grecia, la tasa de desempleo subió al 11,1 por ciento al final de 2010, el nivel más alto de las últimas dos décadas, según comunicó el Instituto Nacional de Estadísticas.

En Francia, Alemania y Holanda, países que parecieran estar saliendo de la crisis -el país germano tracciona creciendo al 4.5 por ciento anual- la desocupación está estancada en el 8 por ciento y no da señales a la baja. Otra vez como en los ’90, donde se registra crecimiento de la economía esta no crea proporcionalmente empleos.

Desempleo juvenil

Para la OIT al menos 78 millones de jóvenes en el mundo se encontraban desempleados en el 2010, cifra superior en más de 4.5 millones a los registrados en 2007. Los desocupados de entre 15 y 24 años representaron el 12,6% en 2010. Reveló también que la tasa mundial de desempleo entre jóvenes supera en 2,5 veces al mismo índice entre adultos. No obstante el mismo informe advierte que, de acuerdo con tendencias previas a la crisis, entre los 56 países con datos disponibles había 1.7 millones de jóvenes menos de los previstos en el mercado laboral. Estos trabajadores no registran como desempleados porque ya, desalentados, no estaban buscando trabajo de manera activa.

No es ocioso recordar aquí que han sido en su mayoría jóvenes los que impulsaron el movimiento de los Indignados en España, o las revueltas contra regímenes despóticos en los países árabes o en Grecia contra el ajuste impuesto por el FMI y el BCE (Banco Central Europeo). Es la juventud que en el capitalismo globalizado no ve un futuro en el horizonte como no sea el agravamiento de las condiciones del presente.

América Latina y el Caribe

En la región, en medio de un ciclo de crecimiento de nuestras economías, el desempleo promedio está en el orden del 7 por ciento, lo que alcanza a unos 18 millones de personas. En la Argentina la tasa de desocupación ha descendido fuertemente desde el más de 20 por ciento alcanzado en 2002/2003, incluso habiendo capeado el cimbronazo de la crisis mundial en 2009 cuando se perdieron cerca de 200.000 empleos. La desocupación está ahora en el 7.3 por ciento de la población económicamente activa, en torno a 1,2 millones de personas.

Sin embargo la elasticidad empleo/producto -esto es cuanto crece el empleo por cada punto del PBI, que fue muy fuerte en el período 2003/2007- es ahora muy débil, prácticamente la creación de empleo en el sector privado es nula, y ha estado sostenida por el crecimiento sector público en los últimos tres años.

Una nueva era de injusticia social

Según la OIT, “...existe una muy variada recuperación en los mercados de trabajo, mientras en los países desarrollados hay altos niveles de desempleo y un creciente desaliento, en los países en vía de desarrollo persisten el empleo vulnerable y la pobreza laboral”...“Dichas tendencias contrastan fuertemente con la recuperación de varios indicadores macroeconómicos clave como el PIB mundial, el consumo, el comercio mundial y los mercados bursátiles”. También las altas tasas de ganancia de las multinacionales, agregaría este redactor.

“Nueva era de injusticia social”: así calificó Juan Somavía, director general de la OIT, el período actual “...donde las desigualdades sociales crecen cada día más”. De los 3000 millones de trabajadores que hay en el mundo, más de la mitad, según el organismo, tienen un empleo vulnerable o temporal.

Agregando: “... la lentitud de la recuperación de los mercados laborales se observa no sólo en el desfase entre el crecimiento de la producción y el crecimiento del empleo, sino también en un retraso entre los beneficios de la productividad y el crecimiento de los salarios reales en muchos países”.

En la Argentina, la informalidad laboral, si bien se ha reducido, está todavía en el 35 por ciento, si le sumamos el porcentual de desocupación más los precarizados registrados, tendremos que como mínimo más del 50 por ciento de la PEA tiene serias dificultades en el mercado laboral. Mientras que la inflación limita la capacidad adquisitiva de los salarios.

El capital ha impuesto en el mundo un nuevo piso a la pobreza (mayor desocupación y caída de los salarios reales). Combatir esta realidad implica combatir contra los pilares sobre los que en la actualidad obtiene las fuertes tasas de ganancia. Esto es combatir a fondo el trabajo en negro, la precarización y tercerización, retomar los esfuerzos por el ajuste periódico de los salarios y por imponer la reducción de la jornada laboral y el reparto del trabajo existente, para absorber desocupación y que los trabajadores se beneficien de la mayor productividad. 



Eduardo Lucita es integrante del colectivo EDI -Economistas de Izquierda.


Imágenes:


-  Tapa: "Desocupados" de Ricardo Carpani
-  Interior: "Manifestación" y "Desocupados" de Antonio Berni


domingo, 1 de mayo de 2011

La vigencia de una fecha emblemática

El 1º de mayo es una fecha más que emblemática para los trabajadores del mundo entero. Ha pasado más de un siglo en el que años tras año los trabajadores manuales e intelectuales, en nuestro país y en el mundo, hacen un alto en sus tareas para trazar un balance de lo actuado y elevar sus protestas y propuestas para reafirmar sus derechos sociales y políticos. Por Eduardo Lucita, integrante del colectivo EDI-Economistas de Izquierda.



Esta fecha conmemorativa obrera, nacida al calor de las luchas por la jornada de ocho horas y el recuerdo de los ahorcados de Chicago, fue transformada al ser adoptada como propia en todo el mundo, en un día emblemático del Trabajo en la lucha contra el Capital. Fecha por demás simbólica que trasciende las tendencias ideológico/políticas presentes al interior del movimiento que resulta, en cada momento, expresión organizativa de la madurez alcanzada por la clase obrera en su lucha contra el régimen de explotación.

Clase internacional

La iniciativa de institucionalizar el 1º de Mayo fue inmediatamente asumida por la Internacional para así darle proyección mundial. En América Latina fueron varios los países en donde la convocatoria tuvo eco inmediato, siendo la Argentina quien mayor respuesta brindó con la histórica concentración en el Prado Español en la Capital Federal y los actos de Bahía Blanca, Rosario y Chivilcoy. Seguramente por haber recibido grandes contingentes de inmigrantes europeos en el siglo XIX, por haber tenido un desarrollo capitalista durante el último tercio de ese siglo que multiplicó rápidamente los contingentes obreros y porque dio lugar a que se concentraran grandes núcleos de militantes de diversas ideologías para quienes era natural caracterizar a la clase obrera como una clase internacional, al mismo tiempo que el capital se internacionalizaba bajo el empuje de la expansión imperialista.

En esta historia más que secular muchas han sido las batallas, las derrotas y los éxitos de los trabajadores. En numerosos países duros combates concluyeron en el reconocimiento de sus derechos y su libre accionar. En otros por distintas vías se avanzaba en la construcción de sociedades post-capitalistas en tránsito hacia formas de organización y de vida superiores, pero este proceso -a poco andar- resultó abortado por burocracias de Estado que antepusieron los intereses de esos estados al protagonismo social y político de los pueblos. En nuestra América Latina los trabajadores una y otra vez desplazaron los regímenes autoritarios y reconquistaron el Estado de derecho y el libre ejercicio de las libertades democráticas y con ellas la posibilidad de reorganizarse para hacer frente a la explotación capitalista y a la opresión imperialista que recorre el continente.

"1º de Mayo" - Autor: Ricardo Carpani

Centro de época

Esta continuidad de las luchas durante más de un siglo demuestra, más allá de teorizaciones sobre el agotamiento de su protagonismo y voluntad transformadora, que los trabajadores como productores colectivos y creadores de la riqueza social, están colocados en el centro de esta época, cuyo contenido más profundo se orienta en el sentido de la implantación de regímenes político-sociales humanistas y fraternales, sustentados en la organización racional, igualitaria y democrática de las sociedades. La actualidad del capitalismo real, con sus crisis periódicas y recurrentes, la explotación de las masas trabajadoras, la marginación y opresión de vastos sectores de la sociedad, la destrucción del equilibrio ecológico y el medio ambiente, la política de guerra permanente y el siempre latente peligro nuclear, replantean una vez más la vigencia del 1º de Mayo, poniendo una y otra vez en primer plano las necesidades y esperanzas del movimiento social.

Fecha impuesta

En la Argentina, durante estos más de cien años, esta fecha resultó conquistada e impuesta por la propia lucha. Muchas veces como herramienta unificadora, otras como apelación nucleadora, no sólo como emblema de clase para enfrentar al capital sino también como momento de convergencia para enfrentar dictaduras y represiones, pero siempre plena de contenidos de clase.

Sin embargo estos contenidos cambian según los períodos de acumulación de capital y los procesos por los que atraviesa el movimiento obrero y sindical. Así durante el siglo XX se sucedieron 1º de Mayo de lucha algunos, festivos otros; en la clandestinidad muchas veces y en la legalidad del régimen otras; con un carácter nacional o como fecha internacional obrera, pero siempre Primeros de Mayo. En cada caso la clase persistentemente hacía notar su existencia dentro del sistema y también su contradictoria relación con direcciones burocratizadas en los sindicatos o reformistas en lo político, o con direcciones que genuinamente estuvieron al servicio de sus necesidades e intereses.

"Manifestación" - Autor: Antonio Berni

Terrorismo y debilitamiento

La implantación del Terrorismo de Estado en 1976 fue la respuesta del Capital a un extraordinario avance del Trabajo, en las formas organizativas, en la distribución del ingreso y en las conquistas sociales logradas desde los años ‘40 en adelante. La dictadura fue así el vehículo de una fuerte ofensiva sobre el mundo del trabajo e insertó al país en el proceso de reestructuración capitalista mundial que, con alternativas, fue continuado por los gobiernos democráticos, particularmente en la década del ‘90.

Resultado de las transformaciones y de cambios en el rol del Estado los sindicatos sufrieron un fuerte debilitamiento y los intereses inmediatos de los trabajadores fueron postergados, mientras que la mayoría de los dirigentes históricos se mostraron absolutamente comprometidos con el espureo mundo de los negocios. Para ellos la política fue, y aún lo es, entendida como un mero mecanismo de transacción permanente donde se disputan espacios de poder y formas de relacionarse con el Estado y los grupos económicos dominantes.

Crisis y recuperación

Las tensiones acumuladas en los ’90 estallaron en las históricas jornadas de diciembre de 2001. Una crisis inédita, por su profundidad y extensión, conmocionó a la sociedad. Los salarios fueron prácticamente pulverizados; la desocupación, la pobreza y la indigencia treparon a niveles desconocidos; las condiciones de trabajo se deterioraron. Su contrapartida no fue otra que un también inédito proceso de autoorganización y de múltiples experiencias autogestivas, que puso en evidencia que aún en condiciones extremas la creatividad y la potencialidad de la clase se hace presente.

La recuperación de la economía a partir de mediados del 2002 en correlación con la economía mundial permitió el desenvolvimiento de un ciclo expansivo que impactó en el mundo del trabajo. El movimiento de los trabajadores se recompuso físicamente, se crearon millones de puestos de trabajo y la desocupación bajó; la reimplantación de las convenciones colectivas impulsó la recuperación salarial, hoy en promedio equiparan sino superan el nivel de 1998, el mejor año de la convertibilidad. El asistencialismo social y una política de subsidios focalizados redujeron la pobreza y la indigencia.

Sin embargo muchos de los puestos de trabajo creados son precarios; la recuperación salarial no es pareja, hay un sector con salarios muy altos, otro que le pelea a la inflación y otro claramente postergado; la desocupación ronda aún el 8 por ciento; las paritarias no han resuelto la flexibilidad impuesta en los ’90 en las condiciones laborales; el trabajo en negro sigue elevado y la política de tercerizaciones quedó dramáticamente expuesta con el asesinato del joven militante Mariano Ferreyra. Los jubilados siguen penando por el 82 por ciento móvil y la elevación de las jubilaciones mínimas. Las desigualdades sociales se mantienen.

Mural por Mariano Ferreyra

Experiencias propias

Así la realidad del mundo del trabajo muestra rupturas y continuidades con el pasado inmediato, un nivel de fragmentación inédito que dificulta dar batallas de conjunto, combinado con una nueva generación de jóvenes trabajadores que están haciendo sus primeras experiencias. Así la historia tiende a reconstituir las condiciones objetivas y es posible reelaborar una concepción de clase. Pero no ha de ser el clasismo auroral el que ocupe el lugar vacante.

Las nuevas condiciones no parecieran remitir a los orígenes del movimiento, ni tampoco al clasismo que intentamos construir en los años ‘60 y parte de los ‘70. Estas experiencias históricas permanecen en la memoria colectiva pero la clase misma es hoy mucho más heterogénea y ha cambiado la relación entre las clases en la sociedad. Es en estas condiciones de vida y existencia y a partir de ellas -no de otras- que el movimiento debe reformular su política de clase, que deberá ser capaz de abarcar a otros sectores de la sociedad, para ocupar el centro de la escena política nacional. En lo inmediato la democratización de las estructuras sindicales, la defensa de la libertad sindical, políticas concretas para avanzar en la unidad social de los trabajadores en el país, una visión de integración latinoamericana para hacer frente a la agresión imperialista, y a las multinacionales que la corporizan, y una concepción internacionalista para hacer frente al capital global forman parte necesaria del nuevo clasismo en gestación.

Tal vez resulte este un tiempo de transición en las conciencias. Un tiempo cargado de riesgos pero también de enormes posibilidades para un futuro de transformación y esperanzas, que estuvo presente en todas y cada una de las luchas de este siglo largo de historia obrera.