“(…) debemos profesionalizarnos para la lucha
ideológica. La lucha ideológica no pasa únicamente por el plano teórico,
también por la praxis. Pero, una lucha ideológica, sin valores éticos públicos,
es vacía, vacía”
Miguel Andrés Brenner, profesor en Filosofía y Pedagogía, bajo la editorial del sindicato de trabajadores de la educación –AGMER Editora- nos presenta este libro desmitificador del discurso y políticas llevadas a cabo por el neodesarrollismo educativo vigente.
El mismo funciona como herramienta
política a la hora de formar cuadros políticos con el fin de derribar aquellos
argumentos usados por el poder de turno a la hora de implementar sus políticas
educativas profundamente “neoliberales”.
El autor, de pensamiento liberador
y antiimperialista, nos conduce hacia una crítica del neoliberalismo y sus
consecuencias en el campo de la educación.
Por un lado, nos ofrece una
crítica detallada, cuidada y sin concesiones al lenguaje pseudo pedagógico
dominante, por otra parte, recurre a nosotros a la hora de elaborar una
práctica docente ético-política.
Brenner reivindica la condición
esencialmente política de toda educación y práctica educativa. La política
sería así el espacio desde el cual se analiza la situación educativa de
nuestros pueblos.
Para ello, nos propone elaborar
una pedagogía nacional, la cual no quiere decir negar influencias –de autores
occidentales, por ejemplo- sino pensar desde lo propio y específico con el fin
de encontrar soluciones propias y específicas en el campo educativo nacional y
latinoamericano, en otras palabras, apropiarnos de nuestro discurso y práctica
pedagógico-política.
De esta manera, el autor, analiza
los diferentes documentos elaborados por las “agencias” productores del
discurso neodesarrollista –neoliberal- educativo (Banco Mundial, CEPAL, Preal,
etc.), aquellos discursos seductores manifestados por el poder nacional,
analizando sus contradicciones y denunciando a sus promotores con nombre y
apellido. Por otro lado, estudia la legislación, los proyectos oficiales, la
normativa que rige en las escuelas y medidas adoptadas por los gobiernos. Por
último, observa la vida diaria que se desarrolla en la escuela denunciando las
consecuencias de dichas políticas implementadas.
En palabras del autor: “El
neoliberalismo (…) ha conseguido ya ganar una gran batalla, la batalla teórica”. Brenner nos demuestra aquí que el espacio del
pensamiento y la cultura está atravesado por la lucha de clases, por la misma
lucha que se expresa en los demás campos de la sociedad –económico, político,
etc.-.
Pero ¿Cómo se expresa dicha lucha
en el campo cultural? Como una lucha por la “apropiación de la llave de código”[i],
en otras palabras, como una batalla que se da entre las diferentes clases
sociales a partir de los diferentes –y contradictorios- significados en
disputa. Éstos son fundamentales en la vida diaria del hombre, ya que, nos
ayudan a interpretar, pensar nuestra realidad, el mundo. Nos sirven para
interpelar, nominar, a través del lenguaje[ii],
aquellos fenómenos cotidianos de nuestra vida inmediata.
Es así como, en nuestro caso, el
discurso neoliberal penetró en el campo educativo, por medio de categorías,
conceptos, palabras portadoras de significados que tienen a desmovilizarnos
produciendo apatía e inmovilismo político[iii].
El mismo naturaliza la pobreza, la injusticia, la violencia, el desempleo o
empleo precarizado en el campo educativo.
Por eso, Brenner llama a toda la
docencia a luchar frente a éste sombrío panorama. Según sus palabras “el
arma de lucha más fuerte, que podemos tener los docentes, es el arma teórica,
la lucha teórica (…) Resulta, entonces, un imperativo nuestra
profesionalización, crítica y creativa, como compromiso ético-público”.
Cabe destacar su dedicación y
compromiso con las cátedras en el nivel terciario para la formación de docentes
y su trabajo cotidiano con dos grupos de estudiantes de sectores populares en
una escuela secundaria de la Provincia de Buenos Aires, los cuales son, según
él, su “cable a tierra”.
Leguizamo
Graña Sebastián
[i] Frase de Diana Weschler, investigadora del CONICET,
curadora de arte (MUNTREF).
[ii] Patrimonio cultural de un pueblo.
[iii] El caso de la mayoría de los estudiantes en nuestra
universidad es prueba suficiente de lo que aquí se está tratando. Vale destacar
la actitud de la Unión Universitaria –actual dirección del CE- hacia éstos como
los “responsables” individuales de que no se haga política en nuestra
universidad. Naturaliza, así, dicho fenómeno sin poder identificar aquellos
factores estructurales que lo posibilitan.
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