miércoles, 8 de agosto de 2012

La Escuela: como práctica política


“(…) debemos profesionalizarnos para la lucha ideológica. La lucha ideológica no pasa únicamente por el plano teórico, también por la praxis. Pero, una lucha ideológica, sin valores éticos públicos, es vacía, vacía”


Miguel Andrés Brenner, profesor en Filosofía y Pedagogía, bajo la editorial del sindicato de trabajadores de la educación –AGMER Editora- nos presenta este libro desmitificador del discurso y políticas llevadas a cabo por el neodesarrollismo educativo vigente.
El mismo funciona como herramienta política a la hora de formar cuadros políticos con el fin de derribar aquellos argumentos usados por el poder de turno a la hora de implementar sus políticas educativas profundamente “neoliberales”.
El autor, de pensamiento liberador y antiimperialista, nos conduce hacia una crítica del neoliberalismo y sus consecuencias en el campo de la educación.
Por un lado, nos ofrece una crítica detallada, cuidada y sin concesiones al lenguaje pseudo pedagógico dominante, por otra parte, recurre a nosotros a la hora de elaborar una práctica docente ético-política.
Brenner reivindica la condición esencialmente política de toda educación y práctica educativa. La política sería así el espacio desde el cual se analiza la situación educativa de nuestros pueblos.
Para ello, nos propone elaborar una pedagogía nacional, la cual no quiere decir negar influencias –de autores occidentales, por ejemplo- sino pensar desde lo propio y específico con el fin de encontrar soluciones propias y específicas en el campo educativo nacional y latinoamericano, en otras palabras, apropiarnos de nuestro discurso y práctica pedagógico-política.
De esta manera, el autor, analiza los diferentes documentos elaborados por las “agencias” productores del discurso neodesarrollista –neoliberal- educativo (Banco Mundial, CEPAL, Preal, etc.), aquellos discursos seductores manifestados por el poder nacional, analizando sus contradicciones y denunciando a sus promotores con nombre y apellido. Por otro lado, estudia la legislación, los proyectos oficiales, la normativa que rige en las escuelas y medidas adoptadas por los gobiernos. Por último, observa la vida diaria que se desarrolla en la escuela denunciando las consecuencias de dichas políticas implementadas.
En palabras del autor: “El neoliberalismo (…) ha conseguido ya ganar una gran batalla, la batalla teórica”. Brenner nos demuestra aquí que el espacio del pensamiento y la cultura está atravesado por la lucha de clases, por la misma lucha que se expresa en los demás campos de la sociedad –económico, político, etc.-.
Pero ¿Cómo se expresa dicha lucha en el campo cultural? Como una lucha por la “apropiación de la llave de código”[i], en otras palabras, como una batalla que se da entre las diferentes clases sociales a partir de los diferentes –y contradictorios- significados en disputa. Éstos son fundamentales en la vida diaria del hombre, ya que, nos ayudan a interpretar, pensar nuestra realidad, el mundo. Nos sirven para interpelar, nominar, a través del lenguaje[ii], aquellos fenómenos cotidianos de nuestra vida inmediata.
Es así como, en nuestro caso, el discurso neoliberal penetró en el campo educativo, por medio de categorías, conceptos, palabras portadoras de significados que tienen a desmovilizarnos produciendo apatía e inmovilismo político[iii]. El mismo naturaliza la pobreza, la injusticia, la violencia, el desempleo o empleo precarizado en el campo educativo.
Por eso, Brenner llama a toda la docencia a luchar frente a éste sombrío panorama. Según sus palabras “el arma de lucha más fuerte, que podemos tener los docentes, es el arma teórica, la lucha teórica (…) Resulta, entonces, un imperativo nuestra profesionalización, crítica y creativa, como compromiso ético-público”.
Cabe destacar su dedicación y compromiso con las cátedras en el nivel terciario para la formación de docentes y su trabajo cotidiano con dos grupos de estudiantes de sectores populares en una escuela secundaria de la Provincia de Buenos Aires, los cuales son, según él, su “cable a tierra”.
Leguizamo Graña Sebastián


[i] Frase de Diana Weschler, investigadora del CONICET, curadora de arte (MUNTREF).
[ii] Patrimonio cultural de un pueblo.
[iii] El caso de la mayoría de los estudiantes en nuestra universidad es prueba suficiente de lo que aquí se está tratando. Vale destacar la actitud de la Unión Universitaria –actual dirección del CE- hacia éstos como los “responsables” individuales de que no se haga política en nuestra universidad. Naturaliza, así, dicho fenómeno sin poder identificar aquellos factores estructurales que lo posibilitan.



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