miércoles, 11 de mayo de 2011

Ante los gobiernos progresistas: desafíos para una política socialista

"Podríamos decir que algunos gobiernos se recuestan más sobre las fuerzas represivas y otros hacen más hincapié en las medidas de integración social (...) En ambas circunstancias el Estado continúa siendo un aparato de dominación de las clases enemigas. Pero su política hacia las clases populares es distinta, por lo tanto, nuestra política debe contemplar esas variaciones. En los dos casos, consiste en demostrar que el problema de fondo es el sistema, pero las formas de encauzar la agitación y la propaganda necesariamente deben ser diferentes.". Por Alejandro Belkin.







En los últimos años, América latina se pobló de gobiernos que podemos denominar, en términos genéricos, progresistas. La Argentina no es una excepción, el gobierno de los Kirchner se ubica dentro de este contexto internacional. El nuevo panorama político ha generado y sigue generando intensas controversias. Caracterizaciones de las más diversas se enfrentan en un áspero debate. Por nuestra parte, sólo pretendemos sumar un modesto aporte a las polémicas en curso. Aunque nos vamos a referir casi exclusivamente al caso argentino, pensamos que muchas de las reflexiones aquí presentadas pueden contribuir a pensar otras realidades nacionales.

Ante el nuevo mapa político, en la izquierda surgieron dos actitudes contrapuestas. Por un lado, atraídos por el cambio de rumbo, encontramos un sector que apoya -con mayor o menor intensidad- las nuevas políticas impulsadas desde el Estado. Aunque muchos sostienen que aspiran a un cambio inmensamente más radical, afirman que estos gobiernos son lo más avanzado que se puede esperar en la actual coyuntura histórica. Sus argumentos se apoyan en un conocido diagnóstico del pasado reciente: las fuerzas populares han sufrido una dura derrota en los ‘90.

En este contexto, aseguran que estos gobiernos contribuyen a la recomposición del campo popular, aún con sus contradicciones. Desde esta perspectiva, las medidas adoptadas por el Estado, han logrado mejorar las condiciones de vida de las masas y han permitido el fortalecimiento de la organización obrera. Además, su discurso permitió la revitalización de paradigmas olvidados. En la vereda de enfrente, se afirma, sólo se encuentran los que quieren volver al pasado, con sus secuelas de hambre y represión. Entonces, sostienen con firmeza que oponerse al gobierno es hacerle el juego a la derecha. Por esa vía, se transforman en firmes defensores del gobierno.

Por otro lado, nos encontramos con aquellos que niegan que estos gobiernos hayan tomado alguna medida que pueda considerarse como progresista, argumentando que se trata de meros cambios cosméticos o exclusivamente discursivos. En el mejor de los casos, afirman que sus efectos en la realidad son mínimos e irrelevantes. Respecto a la política estatal hacia la conflictividad social, se esfuerzan en demostrar que no ha variado en lo sustancial y que sigue siendo esencialmente represiva. En otras palabras, el gobierno continúa, al igual que en los ’90, criminalizando la protesta social. Tampoco hay cambios substanciales en las condiciones económicas y sociales, los niveles de pobreza y distribución de la riqueza se mantienen inalterables. Por lo tanto, se priorizan los elementos de continuidad sobre aquellos que podrían considerarse disruptivos o novedosos.

Según nuestro criterio, pensamos que ambos análisis recaen en posturas unilaterales. Para introducir el problema que queremos presentar creemos provechoso recordar las diferentes formas que utiliza la clase dominante para mantener su predominio en la sociedad. Comencemos repasando algunos hechos de la historia argentina.


Represión y consenso

Son innumerables los casos donde el Estado argentino utilizó la represión contra las clases explotadas. En muchas ocasiones se ha mencionado este aspecto de la relación entre los trabajadores y el aparato estatal. Para citar sólo algunos ejemplos, la semana roja de 1909, la represión a la huelga del Centenario, la semana trágica en 1919, las matanzas en la Patagonia en la década del ‘20, el golpe del 30 y sus derivas represivas, el duro escarmiento a los huelguistas ferroviarios de 1950/1, las persecuciones, encarcelamientos y fusilamientos bajo el gobierno de Aramburu, el Plan Conintes aplicado por Frondizi, por supuesto, la dictadura militar de 1976 y un larguísimo etcétera.

Sin embargo, no fue la única política que desplegó el Estado hacia la clase obrera y los sectores populares. También hubo muchos casos donde se instrumentó, con mayor o menor énfasis, medidas que apuntaban a otorgar reformas o concesiones al pueblo trabajador, a cambio de conseguir su consentimiento. También aquí la lista es extensa, enumeremos sólo algunos casos. La reforma electoral de 1902 y la Ley Nacional del Trabajo de 1904, ambas impulsadas por Joaquín V. Gonzalez. En un caso permitió la incorporación de minorías al congreso nacional (Palacios) y en el otro se propuso la jornada laboral de 8 horas, entre otros beneficios para los trabajadores. Podemos mencionar también ciertas decisiones del gobierno de Yrigoyen, como su intervención en la huelga portuaria de 1916, que posibilitó el triunfo de la misma. Las políticas desarrolladas en la década del ’20 por los Lencinas y los Cantoni en San Juan y Mendoza respectivamente (salario mínimo, jornada laboral de 8 horas, voto para las mujeres). La política de Manuel Fresco en la provincia de Buenos Aires en los 30. Por supuesto, su máxima expresión llegará a partir de 1943 con el Peronismo. Entonces, fueron muchos los casos donde en lugar de (o combinada con) la represión violenta, los gobiernos recurrieron a propuestas conciliadoras con el movimiento popular, ya sea a través de reformas o concesiones. La Argentina cuenta con numerosos y recurrentes ejemplos en ese sentido.

Demás está decir, que no estamos rescatando este otro costado de la política estatal para embellecer a los aparatos de dominación. Nos importa dar cuenta de su existencia y de los desafíos que representan para una política socialista.


Evaluaciones políticas opuestas

Si hacemos hincapié sólo en el costado represivo del Estado, corremos serios riesgos de equivocar nuestra política y estamos contribuyendo al desarme ideológico y político de la vanguardia obrera y popular. Porque si solo esperamos represión de parte del Estado, cuando algún gobierno decide impulsar medidas de integración social, la desorientación política lo inunda todo. Muchos militantes se encuentran sorprendidos y desconcertados. 

En estos casos, la respuesta más habitual es la negación de la realidad, en lugar de revisar los esquemas habituales de análisis.

El error simétricamente opuesto, consiste en sobrevalorar las medidas progresistas de estos gobiernos. Quienes así lo hacen, suman su adhesión a estos gobiernos, impactados por sus políticas de integración social. Terminan confiando en el gobierno burgués, perdiendo de vista su carácter de clase y el del Estado. La asimilación de una fracción de la izquierda detrás la política de los gobiernos progresistas, representa un claro triunfo de la estrategia burguesa.

De acuerdo a lo dicho hasta aquí, podríamos decir que algunos gobiernos se recuestan más sobre las fuerzas represivas y otros hacen más hincapié en las medidas de integración social. Las razones de estas diferentes políticas son múltiples, dependen de un sinnúmero de factores y su estudio excede este breve escrito. Sin embargo, podemos afirmar, que en ambas circunstancias el Estado continúa siendo un aparato de dominación de las clases enemigas. Pero su política hacia las clases populares es distinta, por lo tanto, nuestra política debe contemplar esas variaciones. En los dos casos, consiste en demostrar que el problema de fondo es el sistema, pero las formas de encauzar la agitación y la propaganda necesariamente deben ser diferentes.


Los cambios en las formas de dominación

Si en determinados contextos, la utilización exclusiva de medidas represivas contribuye a desnudar el carácter del gobierno y el Estado como enemigos de las clases populares. Las políticas de integración, por el contrario, ayudan a desdibujar el perfil del aparato estatal como instrumento de dominación de los enemigos de clase. Por esta razón, el estudio de este último aspecto se vuelve mucho más importante. Demostrar que el Estado continúa siendo enemigo de los intereses populares, aun cuando apele a reformas o concesiones reales, es una tarea mucho más ardua y compleja. Por esa razón, merece ser estudiada con mucha mayor atención. Su negación o menosprecio no favorece a llevar claridad a la vanguardia proletaria.

Pero no se trata sólo de medir, con mayor o menor precisión, la combinación de los dispositivos de integración y coerción a los cuales recurre cada gobierno. El problema es mucho más intrincado.

La sociedad capitalista, en su evolución, ha desarrollado una densa trama de mediaciones sociales, que vinculan de una manera muy compleja al Estado con la sociedad civil. Los mecanismos de dominación se vuelven extremadamente más sofisticados. El sistema no se mantiene, exclusivamente a fuerza de represión, se recurre y se generan complejos instrumentos de dominación social. La sociedad se complejiza y junto con ella evolucionan las formas en que se ejerce la autoridad. Perry Anderson, en Las antinomias de Gramsci, dice en un pasaje: 
“En 1848, el estado es «rudimentario» y la sociedad civil es «autónoma» respecto a él. Después de 1870, la organización interna e internacional de los estados se hace «compleja y sólida», mientras que la sociedad civil, de forma similar, también se vuelve desarrollada. Es en este momento cuando aparece el concepto de hegemonía ...”.


Este divorcio entre un estado «rudimentario” y una sociedad civil embrionaria se fue evaporando con el desarrollo de la sociedad burguesa. Con el correr del tiempo, se fue construyendo una inmensa red de vasos comunicantes entre el estado y la sociedad civil. De esa manera, el Estado y el Sistema se han vuelto mucho más sólidos y flexibles al mismo tiempo. La ductilidad alcanzada por el sistema es mucho mayor de la que habían pensado los primeros marxistas. El régimen burgués se ha demostrado inmensamente maleable para recibir golpes y asimilarlos sin quebrarse. Esta es una de las principales conclusiones que debemos extraer del análisis de la lucha de clases del siglo XX.

Por otra parte, si como señala Anderson, pueden distinguirse los cambios que se produjeron entre 1848 y el período posterior a 1870, pensemos la distancia que separa a las formas de dominación de esa época con las que se practican en el presente. Las mutaciones que se produjeron en los diversos planos de la sociedad capitalista son inmensas. Sin embargo, en la izquierda, durante gran parte del siglo XX hemos seguido pensando y haciendo política “a lo bolchevique”. No me refiero a sus enseñanzas más profundas, las cuales considero que mantienen toda su validez, sino en sus aspectos más exteriores o superficiales. En otras palabras, es imposible aplicar las mismas formas de hacer política que los bolcheviques desarrollaron frente al zarismo, en la Rusia de comienzos del siglo XX y trasladarlas mecánicamente a la Argentina del siglo XXI. Porque el Estado, la sociedad civil, las clases sociales, el desarrollo de las fuerzas productivas, el adelanto de los medios de comunicación, las experiencias acumuladas por las clases y sus intelectuales, son completamente incomparables e inconmensurables.


La democracia burguesa y los gobiernos progresistas

El régimen de la democracia burguesa condensa, en gran medida, las múltiples problemáticas que estamos mencionando. La extensión de este sistema de gobierno produjo cambios fundamentales en las reglas del juego político, que no fueron simplemente epidérmicos. Por esa razón, se requiere de un estudio pormenorizado del funcionamiento de la democracia burguesa y las novedades que trajo aparejada en relación a gobiernos que, como el régimen zarista, se sustentaban casi exclusivamente en la coerción. En la izquierda marxista no hemos realizado una crítica acabada y tampoco hemos elaborado una respuesta política suficientemente sólida a la forma de dominación democrático-burguesa. Los gobiernos progresistas, al volcar la balanza hacia políticas integracionistas, no hacen más que poner el dedo en la llaga precisamente sobre este problema, desnudan -en toda crudeza- la ausencia de una reflexión profunda sobre las modernas formas de dominación.

El Estado tiene como objetivo supremo mantener las condiciones generales para la reproducción del sistema. Si reprime, lo hace con el objetivo de salvar o restablecer esas condiciones. El objetivo del Estado no es la represión de las clases trabajadoras, sino, mantener su sometimiento al capital. Insistimos, los mecanismos coercitivos son apenas un recurso más para conseguir su meta principal, mantener las condiciones que hacen posible la reproducción del sistema en su conjunto. Salvaguardar el régimen social basado en la esclavitud asalariada. Negar las políticas integracionistas -o menospreciar su importancia-, haciendo hincapié exclusivamente en la faceta represiva, no sólo constituye una deformación de la verdad histórica, sino que también resulta perjudicial para la política socialista.


Concesiones, ¿reales o ficticias?

Hemos visto, que un sector de la izquierda niega que los gobiernos progresistas hayan llevado adelante políticas beneficiosas para las clases populares. Sostienen que son meros ejercicios discursivos, “gesticulaciones populistas”. Detrás de estos análisis se esconde cierto mecanicismo en los razonamientos. Desde esa perspectiva, un gobierno burgués no podría jamás favorecer los intereses obreros, porque se trata de clases con intereses antagónicos. Sin embargo, la hegemonía no puede lograrse exclusivamente con promesas que nunca se cumplen o por medio de una pomposa oratoria. Tampoco la utilización de la propaganda y de los medios de comunicación son suficientes. Se requiere que las concesiones abandonen su carácter virtual y adquieran algún grado de materialidad. Al respecto, Gramsci decía: 
“El hecho de la hegemonía presupone que se tienen en cuenta los intereses y tendencias de los grupos sobre los cuales se va a ejercer la hegemonía, y que debe darse un cierto equilibrio de compromiso -en otras palabras, que el grupo dirigente debe hacer sacrificios de tipo económico-corporativos. Pero no hay duda de que aunque la hegemonía es ético-política, también debe ser económica, debe basarse necesariamente en la función decisiva ejercida por el grupo dirigente en el núcleo decisivo de la actividad económica”



Siguiendo a Gramsci, pensamos que la hegemonía presupone que la clase dirigente debe tener en cuenta los intereses de los grupos sobre los cuales se va a ejercer la hegemonía. Para tal fin, necesita hacer “sacrificios de tipo económico-corporativos”, es decir, no se construye hegemonía sólo con bellos discursos y una profusa propaganda. Porque como dice Gramsci: “aunque la hegemonía es ético-política, también debe ser económica”. A riesgo de hacer un salto demasiado grande -sin mediaciones- entre teoría y práctica. 


Porque la tierra es su vida

En la primera mesa de dialogo y trabajo concretada ayer entre la Comunidad Qom "La Primavera", el gobierno Nacional y Provincial de Formosa resolvieron, que los indígenas elijan a sus representantes los cuales tendrán respaldo legal, que se apliquen las leyes que prohíben el arrendamiento de tierras comunitarias, a la vez que se haga un relevamiento catastral, y que el Parque Nacional Rio Pilcomayo, que se quedó con buena parte, solucione la superposición existente entre territorios. Además Félix Díaz el referente Qom, apoyó a Nora Cortiñas en sus declaraciones del fin de semana y dijo no haber hecho ningún comunicado. Por Por Amalia Colombo, para Agencia Walsh




Buenos Aires, 10 de Mayo de 2011

Por Amalia Colombo

Ayer el acampe Qom de Avenida de Mayo entre 9 de Julio y Lima hubiera cumplido cinco meses redondos de resistencia y lucha. Y aunque la situación de acampar en otoño en plena ciudad de Buenos Aires, en condiciones totalmente precarias, no es exactamente un sueño hecho realidad, muchos compañeros de lucha lamentan la brusca partida a la que se vieron subordinados los casi 50 miembros Qom el viernes ultimo.


No obstante más de un centenar de personas que no son de la Comunidad Qom y otros sueltos de distintos pueblos originarios, marcharon desde lo que quedó del acampe, o sea desde la plazoleta que quedó con algunos colchones tirados y donde el panorama era desolador, hacia Plaza de Mayo.

A las 18:15 Félix Díaz acompañado por Organismos de DD.HH, abogados, Madres de Plaza de Mayo, y demás gente inclaudicable cruzaron las vallas dispuestas por la policía para impedir el paso de los pacíficos luchadores de la causa, rumbo a Casa de Gobierno.

La espera de 6 horas transcurrió entre Wiphalas, fogata, baile, ceremonias a la madre tierra, risas y esperanzas, y un frio poco a poco más intenso.


Pero no importaba ninguna de las adversidades ni del clima, ni del cansancio propio de tanto tiempo de expectación, ya que los anhelos de los concurrentes estaban centrados en el momento en que Díaz y los demás salieran, para escuchar la lectura del acta:

El Ministro del Interior Florencio Randazzo se reúne con el Ministro de Gobierno, Justicia y trabajo de la provincia de Formosa, Jorge Abel González, representantes de la Comunidad Indígena "La Primavera", el pueblo Qom de Formosa, en presencia del Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ), Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) Matanza y Nacional, la Defensoría General de la Nación, la Defensoría del Pueblo de la Nación, la Secretaria de Relaciones con Pueblos Originarios de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) Nacional, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo en su carácter de observadores y garantes.

Tras intercambio de ideas entre todos los presentes acerca de los conflictos territoriales y de legitimación que atraviesa la Comunidad "La Primavera" se acordó:

● Tras quince días (luego de la reunión de ayer) los miembros de "La Primavera" deben fijar la fecha, metodología y lugar de manera consensuada para realizar la asamblea comunitaria a fin de elegir sus representantes. De no llegar a un acuerdo, las autoridades gubernamentales propondrán la fecha y las cuestiones organizativas de la convocatoria en la próxima mesa de dialogo y trabajo.

● Las partes acordaron recordar la prohibición del arrendamiento de las tierras comunitarias de acuerdo a las leyes vigentes.

● Se sugiere que la administración de Parques Nacionales efectúe evaluaciones técnicas para brindar soluciones a la superposición existente entre el Parque Nacional Rio Pilcomayo y las tierras reclamadas por la Comunidad. (Decreto del Poder Ejecutivo Nacional de 1940)

●Los representantes del Gobierno Nacional y Provincial acuerdan avanzar en la aplicación de la ley 26.160 (que establece la prohibición de que se saque a los pueblos originarios de su lugar ancestral) en todo el territorio de Formosa para el relevamiento técnico, jurídico y catastral de la Comunidad "La Primavera".

●Se acuerda celebrar la próxima reunión de dialogo y trabajo en la sede del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) el 23 de Mayo a las 16 hs. El Instituto Nacional contra la Discriminación, la xenofobia y el racismo (INADI), con 48 hs anticipadas dónde se llevará a cabo. En dicha oportunidad se continuará trabajando sobre los temas abordados.

 

Con respecto a la elección de las autoridades de la comunidad y la representación jurídica de estas, Díaz, expresó que es una de las cosas que buscaron siempre considerándolo muy importante, ya que esto crea más posibilidades para avanzar en la contienda legal por las tierras que tanto quieren.

Aunque lamentó que querían que el tema territorio no se resolvió urgentemente, manifestó que "son las cuestiones jurídicas son las que nos dificultan, pero aun así es necesario tratar ese tema". A continuación celebró volver a "La Primavera" para comunicarles las buenas noticias al resto de los hermanos, porque esto lo vienen esperando, según Díaz, hace muchísimos años, y gracias la lucha del pueblo indígena, pronunció, "esto es un logro histórico".

Luego agradeció, con lagrimas en los ojos agotados, "conformes pero no contentos", porque todavía falta, apuntó el referente Qom, a todas las personas, sectores sociales que acompañaron la lucha en la Capital Federal, en los duros meses de acampe.


 
El extraño comunicado

Durante el fin de semana pasado, en los medios circularon dos versiones a propósito del levantamiento repentino del acampe de la Comunidad. Una era que los Qom consensuaron con el Gobierno, y se fueron porque quisieron. La otra era que el Gobierno precipitó su partida, presionando con que si no se iban no se llegaría a la concreción del dialogo de ayer lunes. Los medios oficiales, salieron a escuchar la versión de Andrés Larroque, Titular de "La Campora", dejándolo dar su versión y sin repreguntar. Ellos en efecto se presentaron en el acampe junto con algunos otros integrantes de la "Túpac Amaru", para "asegurarse de que todo saliera bien", según sus palabras. La versión de los presentes, compañeros incansables de lucha junto a los hermanos Qom, dijeron, que los del grupo de Larroque fueron a amenazar para que se levante todo y al no ser bien recibidos, se alejaron, quedando en los alrededores, cual espectadores.

Ahora bien entre tantos dimes y diretes, cabe destacar primero que dichas organizaciones simpatizantes del Gobierno, jamás estuvieron hasta antes de la semana pasada, ni una sola vez en ninguna marcha, o mínimo yendo a dar una mano, cuando había tanta necesidad, en esos pocos metros cuadrados de acampe, en condiciones de gran vulnerabilidad, esto avalado por la totalidad de las personas que estuvieron siempre colaborando desde el anonimato y prefieren seguir así.

La cuestión no pasa por el ego de "este ayudó, este no", sino por lo raro del comunicado. Ya que Díaz cada vez que podía, recalcaba una y otra vez no querer partidismo, y con el agradecimiento a "La Campora" y a "La Túpac Amaru", quedaba directamente alineado al Gobierno.

Sin embargo he aquí el textual de las palabras de Díaz al ser consultado sobre este tema: "Hemos pasado por momentos muy críticos el fin de semana por el tema del regreso de nuestros hermanos, lo cual, las cosas que pasaron fueron reales, no son invento. Hubo mucha presión de parte de algunas organizaciones sociales, de la cual no quiero nombrar porque ya se conoce públicamente, pero lo más importante es llegar a este día del dialogo, que para nosotros era mucho más importante que la discusión interna que se produjo, entre el gobierno y algunas ONG`s (Organizaciones No Gubernamentales). Para nosotros fue muy importante dejar que la gente hable de este tema, en el caso de Nora Cortiñas (Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora) que es una gran mujer, que no puedo desmentir lo que ella dijo porque se hace cargo porque es una mujer que ha luchado siempre y no puedo desmerecer la expresión de ella porque sabe lo que hace y lo que dice". Y hoy lo más importante fue que el Ministro Randazzo le pidió disculpas a Norita Cortiñas (por haber dicho que los dichos de la Madre eran "una canallada"). Y eso es un buen gesto de que se esta reconociendo que la lucha nuestra es algo muy en serio".

La "canallada" a la que se refirió el Ministro de parte de Cortiñas fue: "Ellos (los Qom) se iban a ir, pero cuando se pusieran en práctica los pedidos que se acordaron. Que viniera una especie de "patota de jóvenes" a provocar esta situación, nos duele. Que "La Cámpora" y organizaciones afines al Gobierno vengan a provocar, nos duele. Es algo extraño"

Sobre el comunicado, Díaz remarca: "Nunca hemos escrito nada".

Finalmente aseguró que los pocos miembros Qom, se quedarían hasta el jueves o viernes de esta semana.


Libertad y democracia sindical: Un reclamo que no para

ACTA

El 20 de octubre de 2010 Mariano Ferreyra fue asesinado mientras participaba de una movilización sindical en reclamo por la reincorporación de trabajadores ferroviarios tercerizados, despedidos por la patronal meses atrás. Este asesinato constituyó el punto más grave de las violaciones a la libertad sindical relevadas a lo largo del año 2010.

El Informe sobre Violaciones a la Libertad Sindical 2010, elaborado por el Observatorio del Derecho Social de la Central de Trabajadores de la Argentina, sistematiza la información proveniente de 413 denuncias por violaciones a la libertad sindical que tuvieron lugar a lo largo del año, e intenta establecer patrones generales que permitan sortear el análisis de situaciones individuales. A su vez, constituye la continuidad de la tarea, iniciada en el año 2009, de relevar y sistematizar las denuncias por violaciones a la libertad sindical que tienen lugar en nuestro país.

Aún así, entendemos que los acontecimientos que rodearon el asesinato de Mariano Ferreyra permiten apreciar, llevadas al extremo, algunas de las principales tendencias de la reacción de la patronal y del Estado frente a la acción y organización sindical:

• En este conflicto se encuentran violaciones a las libertades públicas (un asesinato, agresiones y lesiones, amenazas) y discriminaciones antisindicales, en tanto el conflicto se había originado, entre otras causas, en el despido de trabajadores como consecuencia de su participación en actividades gremiales;

• Su promoción fue impulsada por trabajadores organizados al margen de la organización sindical, cuya dirección habría participado activamente en la represión del conflicto. Ello al punto de que, en la actualidad, los principales dirigentes nacionales de la Unión Ferroviaria (entre ellos su Secretario General y su Secretario de Administración) se encuentran procesados como instigadores del asesinato y las lesiones, y han sido detenidos con prisión preventiva;

• El reclamo de los trabajadores se vincula a las condiciones de trabajo resultantes de los procesos de tercerización y subcontratación, a partir de los cuales la patronal establece distinciones entre aquellos trabajadores que permanecen en el ámbito del principal (a quienes les aplica el convenio colectivo de trabajo y que, en términos generales, poseen mejores condiciones de trabajo) y quienes se convierten en “trabajadores de segunda”, desempeñándose en contratistas, falsas cooperativas de trabajo, o directamente al margen de toda tutela legal y/o colectiva.

• La participación del Estado habría oscilado entre no brindar las garantías necesarias para la movilización y ser partícipe de la represión, en tanto existen fuertes denuncias de que la policía habría, al menos, liberado la zona para posibilitar la represión; a su vez, la propia autoridad administrativa del trabajo habría consentido, a lo largo del tiempo, la estrategia de tercerización impulsada por la patronal, y el fraude a la ley realizado a través de las falsa cooperativas de trabajo; finalmente, cabe destacar que el propio Estado es el titular de la explotación, cuya administración delega en un consorcio privado, por lo que las acciones antisindicales de este último son, en cierta medida, también imputables a aquél;

• Como consecuencia de ello, puede plantearse la existencia de una complicidad entre la patronal, la dirección sindical y el Estado para desactivar la organización y la acción colectiva de los trabajadores.

Este caso constituyó, en cierto sentido, una excepción, por cuanto en nuestro país los asesinatos de militantes, sindicales, políticos, sociales, por el hecho de organizarse y participar en acciones colectivas, no constituyen una práctica extendida, como sí puede verificarse en otros países latinoamericanos como Colombia, y en forma creciente en Honduras y Guatemala.

Patrones de continuidad

Sin embargo, al contrastar los elementos detallados con los principales hallazgos de este informe podemos apreciar ciertos patrones de continuidad.

En primer lugar, las dos categorías de derechos más afectadas por las violaciones a la libertad sindical que tienen lugar en nuestro país son las discriminaciones antisindicales y las violaciones a las libertades públicas. En particular, en este informe, al igual que en el año anterior, se destacan como principales violaciones a la libertad sindical los despidos antisindicales (121 denuncias), la represión de manifestaciones por parte de las fuerzas de seguridad estatal, y el hostigamiento patronal a los activistas sindicales (100 denuncias).

Por otra parte, el informe también resalta que casi la mitad de las violaciones a la libertad sindical (203 casos) se dirigieron contra trabajadores que no cuentan con ningún tipo de tutela especial por parte de la legislación sindical.

Finalmente, el informe también ilumina la intervención estatal como sujeto activo de las violaciones a la libertad sindical, ya sea en su carácter de empleador o en su carácter de poder público, en este último caso mayoritariamente a través de las fuerzas de seguridad.

Este hincapié en las violaciones a la libertad sindical en la práctica no debe hacer olvidar la persistencia de normas que han sido cuestionadas por distintos órganos jurisdiccionales como contrarias a la libertad sindical. En particular, diversos artículos de la ley de asociaciones sindicales han sido reprochados por la Corte Suprema de Justicia de la Nación (en los fallos "ATE" y "Rossi") y por los órganos de control de la Organización Internacional del Trabajo (en particular la Comisión de Expertos en Aplicación de Convenios y Recomendaciones), por afectar derechos reconocidos en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional y en el Convenio 87 de la OIT sobre libertad sindical.

El enfrentamiento a las estrategias patronales y estatales contrarias a la organización y acción colectiva de los trabajadores debe ser, necesariamente, producto de la acción sindical. Las estrategias jurídicas forman parte de dicha acción, y en el año 2010 recibieron un fuerte respaldo por parte de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que en el caso “Alvarez c. Cencosud s/amparo” declaró la nulidad del despido de los miembros fundadores de una organización sindical, aún cuando ellos no contaban con la tutela especial prevista por la ley de asociaciones sindicales. En el mismo sentido, la detención y posterior procesamiento de los principales acusados del asesinato de Mariano Ferreyra estarían señalando una resistencia social a la represión como forma de respuesta a la acción y organización colectiva.

Síntesis estadística

Durante el año 2010 hemos registrado 413 denuncias por violaciones a la libertad sindical en el total del país, de las cuales 8 corresponden a normas que, en sí mismas, son contrarias a la libertad sindical.

El 35% de las denuncias corresponden a violaciones que afectan a derechos sindicales y libertades públicas, es decir, se trata de diferentes actos de violencia cometidos contra trabajadores, activistas y dirigentes con motivo de la realización de actividades sindicales.

Dentro de ellas, el 68% refiere a atentados contra el derecho a la vida, la seguridad y la integridad física de la persona. En este sentido resultan significativas las detenciones arbitrarias, agresiones físicas y amenazas.

Por su parte, los actos de discriminación y los actos de injerencia explican el 42% de las denuncias relevadas. Aquí se destacan principalmente los despidos discriminatorios por causa de actividad sindical (72% de este subgrupo).

El 57% de las violaciones a la libertad sindical se producen en un contexto de conflictos abiertos con la patronal, con o sin huelga, mientras que el 31% de las violaciones realizan en el marco de procesos de organización de los trabajadores en una asociación sindical.

El 68% de las denuncias por violaciones a la libertad sindical son dirigidas contra trabajadores que desarrollan su actividad gremial en organizaciones sindicales con personería gremial, mientras que el 32% afectan a trabajadores de asociaciones sindicales simplemente inscriptas, sindicatos en formación, o a colectivos en vías de institucionalización.

El 73% (301 casos) de las denuncias por violaciones a la libertad sindical se dirigen a obstaculizar la organización de los trabajadores en los lugares de trabajo. Se trata de denuncias que involucran a delegados gremiales, comisiones internas, activistas gremiales y colectivos de trabajadores organizados o en proceso de organización.

En este sentido, el 65% de dichas denuncias son realizadas por colectivos de trabajadores y activistas, y se refieren mayoritariamente a actos de discriminación antisindical.

Respecto del sujeto que es denunciado por realizar acciones u omisiones contrarias a la libertad sindical, 59% de las denuncias se dirigen contra empresas de capital privado, mientras que el 34% son contra el Estado (20% en su carácter de empleador y 14% en su carácter de poder público) y en el 7% de los casos no se identifica el sujeto responsable.

Informativo Púlsar 10/05/2011

La OEA descarta posibilidad de fraude en consulta popular. Artículo 19: 2010 sumamente violento para la prensa en México. Aprueban el proyecto HidroAysén en la Patagonia chilena.

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